Garambullo, la sabrosa y bella fruta de las cactáceas mexicanas

El garambullo es el antioxidante nacional que debes probar.

 

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El garambullo es una especie que pertenece a la familia de las cactáceas, cuyo cultivo es común en Hidalgo, Querétaro, Oaxaca, San Luis Potosí, Guanajuato, Puebla y Tamaulipas. Su fruto contiene mayores cantidades de nutrimentos y antioxidantes que los arándanos, moras azules y frutos de este tipo.

El fruto tiene un periodo muy corto de vida después de su cosecha, bastan un par de días para que comience a fermentarse, es por eso por lo que su presentación más común es deshidratada, aunque se puede encontrar en aguas, licores, mermeladas, jaleas, helados y pigmentos.

 

 

Su aspecto lo asemeja a las uvas, incluso deshidratado es como una pasa grande, la gran diferencia entre ambas radica en su proceso de deshidratación, en el caso del garambullo, se puede deshidratarse pegado a la planta, siempre que las condiciones climatológicas lo permitan. 

Aun cuando el fruto se deshidrata con secadores solares o eléctricos conserva sus nutrientes, es justo en este proceso que puede utilizarse para la elaboración de mermelada, ate, colorante y hasta para la fabricación de cosméticos, productos farmacéuticos y agroindustriales.

 

 

De esta planta no se desperdicia nada. Sus ramas se cortan en forma de estrella para ser untadas con tintas vegetales formando un sello que decora las famosas tortillas pintadas. Sus flores son blanco verdosas, de 2 cm, con forma de estrella y muy aromáticas, lo cual las hace ideales para aromatizar ambientes y alimentos.

 

 

La flor se consume como verdura, hay regiones donde se capea o se cristaliza, cocida se puede se utiliza en tamales, tostadas y en frijoles. Por su característica aromática, en Querétaro se utiliza en mole y en Hidalgo, para hacer atole.

La elaboración del atole es muy sencilla:

 

 

La flor se pone a hervir para que suelte sus aceites, después de un primer hervor se cuela para regresar el agua restante al fuego, ahí se agrega una rajita de canela. Posteriormente, cuando se ha dejado enfriar, se licúa con pepitas de calabaza previamente tostadas, a la mezcla se agrega la masa para hacer el atole que ha de ser endulzado con piloncillo.  

 

 

El también conocido como cactus azul pertenece al género Myrtillocactus, que en latín literalmente quiere decir “cactus de moras azules”, podría parecer la salvación si te encuentras hambriento en el semidesierto del centro mexicano pero su fruto no se deben comer crudo ya que se fermentan en el estómago causando una dolorosa indigestión.

 

 

Foto destacada Edomex Quadratín