Fotos: Gerardo Peña Torres / INAH
Esta hermosa escultura de Santa María Egipciaca le pertenece a la Parroquia de Santa Catarina Virgen del barrio de la Lagunilla.
Santa María de Egipto es la patrona de las mujeres penitentes ya que fue una asceta que se retiró al desierto por 47 años, después una vida de prostitución. Sus esculturas representan a una anciana canosa muy bronceada tras largos años en el desierto, algunas veces está desnuda o cubierta con un manto y tres panes que compró antes de emprender su viaje al desierto.
Recientemente, la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH trasladó a sus instalaciones, en Churubusco, una escultura de Santa María Egipciaca procedentes de una de las iglesias más antiguas de la Ciudad de México, la Parroquia de Santa Catarina Virgen y Mártir, en el barrio de la Lagunilla.
Dicha iglesia, fundada hacia 1538, poco después de la invasión de Tenochtitlan, ubicado en el cruce de las calles República de Brasil y República de Nicaragua, en el Centro Histórico, quedó dañada por el sismo del 19 de septiembre de 2017 y un par de años después, la autoridad eclesial solicitó un diagnóstico de conservación de siete piezas, atención que dilató por la contingencia sanitaria por la COVID-19.
La restauración de esta escultura en madera de Santa María Egipciaca es un realismo sobrecogedor, y está siendo analizada para dar paso a su restauración integral a cargo de la restauradora perito de la CNCPC, Judith Katia Perdigón Castañeda.
La investigadora comenta que el reciente ingreso de las esculturas de Santa María Egipciaca, del Santo entierro y el Rey de burlas, al Laboratorio de Conservación de Escultura Policromada, representa una oportunidad para conocer a profundidad una obra excepcional dentro del arte religioso virreinal.
La importancia que reviste esta imagen llevó a plantear un proyecto interinstitucional y multidisciplinario, puesto que se examinará desde la historia del arte diversas ramas de la antropología: física, social y del cuerpo; la biología y la química, para dilucidar aspectos esenciales como su estructura técnico-compositiva, hasta su veneración por sectores específicos.
En esta iniciativa también participarán profesionales del INAH, adscritos a la propia CNCPC y a la Escuela Nacional de Antropología e Historia, así como de las universidades Nacional Autónoma de México y Autónoma Metropolitana, explica que el objetivo principal es devolver a la escultura su eficacia simbólica, a partir de los análisis e investigaciones en las áreas mencionadas y de su restauración.
Por el momento se desconoce casi todo de esta pieza, pero la figura de la santa ermitaña, quien vivió entre los siglos IV y V d.C., causa asombro a primera vista “porque recuerda una pieza viva”, indica la investigadora especializada en imágenes devocionales.
El escultor logró expresar el éxtasis místico en su rostro senil y el martirio al que sometió a su cuerpo, una piel marchita pegada al esqueleto, cubierta con un manto gastado que –según el relato–, le entregó el monje Zósimo de Palestina.
“El autor capturó todos estos elementos con gran maestría, y son estas características las que obligan a emprender un estudio más amplio, y ahondar en aspectos sociales como su devoción. Santa María Egipciaca es patrona de las sexoservidoras, de las y los penitentes, los ermitaños y de quienes padecen fiebre. Es importante conocer qué se le pide, sus milagros y, en general, la relación con sus fieles”, expresa la también doctora en Antropología Social.
Con la “historia clínica” en mano, las y los especialistas llegarán a consensos para la intervención de la escultura, la cual implica tareas de limpieza, reajuste de elementos, consolidación y reintegración cromática, entre otros procesos especializados, además del diseño de un nuevo sistema de montaje que asegure la preservación del bien, concluye Perdigón Castañeda.