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Nuevo estudio revela que los pueblos nativos de Norteamérica conocían a los caballos antes de la Conquista.
La revista Science publicó una investigación que afirma que los pueblos nativos de Norteamérica conocían a los caballos antes de la llegada de los españoles en el siglo XVII. Dicha investigación es crucial, ya que rompe con el paradigma de que justo, los caballos fueron traídos a América desde Europa.
Además, es un estudio importante porque en la investigación participaron nativos americanos, quienes buscan compartir el descubrimiento con su comunidad; y por qué revelaría que los caballos ya tenían vínculos con los lakotas, comanches y otros nativos.
El estudio parte de nuevas evidencias arqueológicas que revelaron a los indígenas del oeste norteamericano cabalgando équidos ibéricos en 1600, previo a la colonización del resto de potencias europeas.
Aunque se cree que la primera vez que los indígenas mesoamericanos vieron a un soldado español montando a caballo no supieron procesarlo ni entender qué estaban viendo. Hay muchas menciones de los pueblos primigenios que mencionan cómo las tropas a caballo del conquistador español Hernán Cortés en 1519 parecían centauros, como si el hombre y el caballo se hubieran fusionado. Así quedó registrado que entendieron que el caballo y su jinete eran un solo ente. Una unidad.
William Taylor (Universidad de Colorado, Montana, EE UU)
Pero esta una investigación multidisciplinar, que involucró a casi un centenar de científicos de todo el mundo y 66 centros e instituciones, detalla cómo la relación de simbiosis humano-caballo fue una constante entre las tribus indoamericanas en las llanuras de EE UU durante la primera mitad del siglo XVII, antes de que llegaran el resto de los colonizadores europeos.
Al menos, desde la conquista de los españoles de América por el sur durante el virreinato de la Nueva España, los caballos ya se habían extendido hacia el norte desde los asentamientos fronterizos en Nuevo México. Esta nueva datación del registro fósil adelanta en 200 años la presencia equina domesticada registrada hasta ahora, al hallar una “fuerte afinidad genética” entre las manadas de caballos contemporáneos y la población ecuestre española de hace siglos.
Así pues, en estudio afirma que el caballo moderno salvaje había recorrido el continente americano miles de años en el Pleistoceno, por lo que resulta innegable que hubo contacto constante entre los dos animales. Una de las incógnitas que las nuevas evidencias resuelven es que, tras la desaparición del registro de caballos hace 13.000 años durante la era glacial, los équidos encontrados en el oeste norteamericano son indudablemente íberos, venidos desde Eurasia a través del Atlántico y que desembarcaron en el Caribe con las tropas del Imperio español hacia inicios del siglo XVII.
William Taylor (Universidad de Colorado, Montana, EE UU)
Esta investigación, además, es una colaboración pionera entre la ciencia institucionalizada y el conocimiento de las tribus de origen comanche, pawnee y lakota, entre otros pueblos indígenas. De hecho, la investigadora Yvette Collins, del Centro de Antropobiología y Genómica de Toulouse (CAGT) en Francia, es también conocida como tašunke iyanke wiŋ (caballo corredor) de la tribu lakota en la reserva india de Pine Ridge en Dakota del Sur (EE UU).
Este estudio surge de la necesidad de analizar el pasado de los caballos, una especie que juega un papel clave en la cosmogonía y la cultura de los nativos americanos.
Esto es algo histórico, que indígenas trabajen con genetistas es único: es la primera vez en que son los propios amerindios quienes realizan los análisis, que se aprovechan los restos arqueológicos de los primeros ejemplares históricos de caballos, y que se estudia algo fundamental para las culturas indígenas del suroeste norteamericano y las Grandes Llanuras; una superficie de 2,8 millones de km² que cruza todo el medio oeste del continente, de norte a sur y que conecta México, EE UU y Canadá.