Foto: Lugares INAH
Guiengola es una zona arqueológica llena de misterio y secretos zapotecas que habitan en muchos kilómetros de selva.
Los zapotecos del Istmo o binni záa, “gente que viene de las nubes” fue una cultura del Valle de Oaxaca con al menos 2500 años de antigüedad según la evidencia arqueológica que ha sido hallada en Monte Albán en edificios, canchas de juego de pelota, tumbas magnificentes y ofrendas funerarias, incluyendo joyería de oro finamente trabajada.
Aunque Monte Albán fue una de las principales ciudades de Mesoamérica, la cual dominó la mayor parte del actual estado de Oaxaca, los empezaron a tomar control de provincias fuera del Valle de Oaxaca, con el centro de México y otros sitios como Lambityeco, Dainzu, Mitla, Yagul, San José Mogote, El Palmillo y Zaachila.
Mitla es otro lugar en Oaxaca que tiene diversos testimonios de este pueblo, ya que subsisten pinturas murales plasmadas sobre fondo rojo que representan el águila, los dioses nocturnos y a Cocijo. En Hierve el Agua, los zapotecas crearon un sistema de riego artificial único en Mesoamérica.
Pero Guiengola, cabecera zapoteca que dominó el sur del Istmo de Tehuantepec en los dos y medio siglos previos a la conquista, ha mantenido sus secretos bajo una espesa capa de selva baja, entre ellos, la existencia de al menos 85 unidades habitacionales, según investigadores del INAH.
La información más relevante que se ha documentado sobre Guiengola, fue gracias a las investigaciones que se hicieron entre 2006 y 2009, donde se exploraron cuatro de los 30 sectores en que se divide el cerro Guiengola, el cual abarca aproximadamente 80 kilómetros cuadrados.
Esta investigación llevó a cabo un mapeo de recorridos de superficie y levantamiento de planos durante dos años y medio, dando como resultado el registro de 85 unidades constructivas —que van de un puesto de vigía, a construcciones con más de 80 cuartos, caso de la conocida como “El paso del extranjero”—, en una zona que estuvo densamente poblada en el periodo Posclásico Tardío (1350-1521 d.C.).
Pero eso apenas representa una pequeña parte de todo el asentamiento que dominó el sur del Istmo. Hoy en día, es una zona arqueológica dentro del municipio de Santo Domingo Tehuantepec, integrada por una plaza de 4.5 hectáreas enmarcada por tres edificios: el Oriente, con 11 m de altura y un patio hundido; el Poniente, de dimensiones similares al anterior y que desplanta sobre una gran banqueta, y una cancha de juego de pelota.
Se trata de una arquitectura que se ha deteriorado y que es sensible a los sismos, pero que es su fundación, la élite de gobernantes zapotecas de los Valles Centrales de Oaxaca, ya tenía planes para trasladarse a la región del Istmo de Tehuantepec y por la propia incursión de gente de esta zona en los Valles Centrales.
De acuerdo con las exploraciones hasta ahora realizadas, los monumentos de Guiengola revelan al menos tres etapas de construcción y un continuo ocupacional desde 1350, hasta la conquista española del Istmo. Una vez consumada la conquista española del Istmo, la descendencia de Cocijoeza pactó con la orden dominica, llamada a evangelizar el área, y le facilitó la edificación del Ex Convento de Santo Domingo, en Tehuantepec. Esta relación implicó el desplazamiento de otros grupos culturales de la región como los mixes, los huaves y los juchitecos originarios, entre otros.
No constante, Guiengola es uno de los orgullos zapotecas, ya que en este lugar se hicieron representaciones de arte y fue hallada una colección sobre los tipos cerámicos del Istmo de Tehuantepec.
No obstante, en esta Zona Arqueológica no hay ningún tipo de servicios o infraestructura para recibir visita turística; a pesar de ello, el personal de custodia brinda el apoyo y en la medida de lo posible visita guiada a la zona.
Zona Arqueológica de Guiengola
Dónde: Camino a Guiengola Km 7, Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca
Cuándo: lunes a domingos de 9:00 a 18:00 hrs.
Entrada libre.