Fotos e información: dgcs.unam
UNAM e INAH analizan el ADN del México prehispánico como también de piezas arqueológicas.
El Laboratorio de Paleogenómica Humana de la UNAM ha analizado ADN de material genético antiguo para entender la historia demográfica y los comienzos de las civilizaciones desde 2018. Este centro es único en América Latina y trabaja principalmente con restos prehispánicos para descubrir más de los orígenes de las civilizaciones en nuestro territorio y por qué fueron arrasadas por epidemias.
Este centro cuenta con instalaciones y tecnología que generan datos paleogenómicos, similares a las que se usan en laboratorios internacionales y es un proyecto con características similares a las de Copenhague o Alemania. Sobre todo, porque en México existe un registro antiguo muy apreciado, incluso otras naciones están interesadas en acceder a estas muestras porque estudiarlas arrojará información valiosa de la historia de las poblaciones.
Los registros más antiguos brindan indicios de cómo fue el poblamiento de América, y ayuda a entender cómo interactuaban las localidades prehispánicas, la diversidad genética antes de la llegada de los españoles, y cómo cambió cuando la mayoría de la población nativa, sobre todo la del centro del territorio, disminuyó, lo que impactó en los genes de los mexicanos actuales.
Este centro trabaja de cerca con el Instituto Nacional de Antropología e Historia y restos de Toluquilla y Ranas en Querétaro. De igual manera, se están analizando restos del periodo colonial donde se realizan diferentes procedimientos de las muestras como extracción de ADN, purificación y construcción de librerías de material genético.
De este lugar, se ha publicado un estudio en la revista “Science” que revela la continuidad de la población durante un periodo de graves sequías hace unos mil 100 años, frente a la suposición de que se produjo una sustitución en el centro por pueblos aridoamericanos. El artículo, básicamente habla de los cazadores recolectores en Mesoamérica en las regiones centrales y meridionales, donde prosperaron grandes culturas basadas en la agricultura.
Pero un nuevo estudio, coordinado por Viridiana Villa-Islas de la UNAM, presenta datos de 12 individuos y 27 genomas mitocondriales de ocho yacimientos arqueológicos, que apuntan a la continuidad de la población y la gran conservación de la estructura genética hasta el México actual durante los últimos 2 mil 300 años, que aún se puede observar en las poblaciones indígenas modernas.
Los autores también han identificado una contribución a las poblaciones prehispánicas del México septentrional y central de dos poblaciones antiguas “fantasma” no muestreadas, lo que prueba que los acontecimientos demográficos que dieron origen a las poblaciones aridoamericanas y mesoamericanas son más complejos que lo que se pensaba antes..