Estos jeroglíficos podrían descifrar el nombre original de esta milenaria ciudad maya

Fotos: INAH

Bloque con jeroglíficos de Ocomtún podría contener el nombre original de esta ciudad maya recién descubierta. 

 

Fue hace unas semanas que arqueólogos exploraban la reserva ecológica Balamkú, donde descubrieron vestigios de una nueva ciudad maya a la que han bautizado como Ocomtún (palabra que en maya yucateco significa “columna de piedra”) por las numerosas columnas cilíndricas de piedra dispersas en este antiguo asentamiento.

Ahora, en un bloque megalítico de dicha zona, mismo que conserva grabados imágenes y textos jeroglíficos, podría estar la clave del nombre original de la milenaria ciudad maya de Ocomtún, reportada recientemente en la zona de conservación ecológica Balamkú, la cual fue llamada de esta manera por las numerosas columnas cilíndricas que halló a su paso el equipo dirigido por el arqueólogo Ivan Šprajc.

Se trata de uno de los descubrimientos de campo más relevantes, dentro del proyecto “Ampliando el panorama arqueológico de las Tierras Bajas Mayas Centrales”, coordinado por el especialista del Centro de Investigaciones de la Academia Eslovena de Ciencias y Artes, y avalado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Consejo de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante de la iniciativa, Octavio Esparza Olguín, explica que los pocos monumentos esculpidos de Ocomtún, principalmente altares cilíndricos y estelas, son lisos; no obstante, al excavar un pozo de sondeo en la escalinata de un edificio, parte de un conjunto menor del grupo sureste del sitio, se detectó que el bloque central del escalón inferior, contaba con relieve.

 El bloque corresponde al fragmento de un monumento y se desconoce si pertenecía a una estela, escalinata o dintel. Mide aproximadamente 1.82 metros de ancho, 71 centímetros de largo y 37 centímetros grosor; sin embargo, las escenas y el texto jeroglífico, los cuales aparecen incompletos, abarcan alrededor de 1.28 metros de anchura y 46 centímetros de longitud.

El especialista en epigrafía maya indica que una vez observado en su posición original, el monolito tiene en el costado izquierdo la imagen de un cautivo atado y bocabajo, del que solo se ve la parte superior del cuerpo debido a la erosión de la piedra caliza; y en el lado derecho, una representación zoomorfa de la montaña o witz.

 Ambas imágenes están acompañadas por franjas de cartuchos jeroglíficos en los márgenes. En uno de ellos, asociado a la montaña, aparece el logograma ajaw, ‘señor’, que alude a un gobernante o noble maya, y por encima de este un par de silabogramas que parecen constituir la palabra Maatz’, es decir, el cartucho habla del “Señor de Maatz’”.

“El nombre de este sitio no se ha documentado, por lo que indago su significado en los diccionarios de lenguas mayas”, señala el investigador del Centro de Estudios Mayas de la UNAM, al referir que Maatz’ podría corresponder al nombre original de Ocomtún o a otro lugar, ya que en el área maya se ha constatado la recolocación de monumentos, trasladados de sitios relativamente alejados. Un ejemplo es la escalera jeroglífica de Naranjo, en Guatemala, la cual en realidad fue un botín de guerra tomado del sitio rival de Caracol, en el actual territorio de Belice.

El bloque grabado de Ocomtún corresponde a un monumento modificado, seccionado y puesto como escalón, en virtud de que varios elementos fueron sustraídos de las estructuras arquitectónicas en épocas tardías, en la decadencia del sitio, para erigir adoratorios en patios y plazuelas.

A pesar del hallazgo, varios expertos consideran que en esa época los pobladores que quedaban en los asentamientos no tenía conocimiento de la escritura jeroglífica. Tomaban estos elementos iconográficos, que sabían eran de prestigio, para colocarlos en espacios donde habitaría o realizaban rituales. Pero, quizá, Ocomtún podrían arrojar luz sobre la estructura de la que procede este elemento.