Fotos: Miriam Angélica Camacho Martínez / INAH
Presentan cinco cráneos que fueron ofrendados en la Zona Arqueológica Moral-Reforma.
En los descubrimientos que se llevaron a cabo hace unos meses, donde fueron hallados entierros humanos consagrados a la Estructura 18 de la Zona Arqueológica Moral-Reforma, se confirmó que al menos dos individuos fueron decapitados y ofrendados al templo-pirámide de la plaza oriente, hacia el periodo Clásico Tardío (600-900 d.C.).
Francisco Apolinar Cuevas, director del proyecto arqueológico en este antiguo sitio maya, destacaba que en las excavaciones llevadas a cabo mediante el Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), a cargo de la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se habían recuperado 13 entierros vinculados con dicha edificación.
Los 13 enterramientos consistentes en cráneos humanos, fragmentos de mandíbulas y huesos de las extremidades inferiores y superiores, tienen un contexto que indicaba la posible decapitación y desmembramiento de los individuos.
La antropóloga física del Centro INAH Tabasco, Miriam Angélica Camacho Martínez, ha sido la responsable de analizar en laboratorio estos restos humanos, mediante su microexcavación, limpieza, pegado, análisis y registro fotográfico. El siguiente paso será su restauración y la realización de análisis de ADN e isótopos estables, para la reconstrucción de la ascendencia y determinar la dieta de los sacrificados.
Hasta el momento se han analizado cinco cráneos, logrando determinar que todos corresponden a individuos masculinos. Dos de ellos contaban entre 17 y 25 años al momento de morir, un par más tenían entre 33 y 45 años, y otro debió rondar los 25-35 años, edades estimadas a partir del método de desgaste dental.
La investigadora señala que también se avanzó en la evaluación de modificaciones culturales en el conjunto de cinco cráneos, de manera que pudo confirmarse que todos los individuos gozaban de estatus alto en la sociedad maya precolombina.
Respecto a la decapitación de que fueron víctimas, en dos cráneos, uno de los cuales presenta limado e incrustación dental con jadeíta, se observaron marcas horizontales de corte en el axis, hueso involucrado en la unión craneocervical. Las huellas de corte delatan “el uso de un objeto filoso para la extracción del cráneo, y esto lo sabemos porque las cervicales y la mandíbula mantuvieron su relación anatómica, aunque es difícil determinar si esta lesión fue la causa de muerte o si se hizo post mortem”, matizó.
En cuanto a indicadores de salud y nutrición de los individuos, se registró fragilidad del diente por disminución del esmalte, signo de desnutrición en la niñez o presencia de alguna infección en edades tempranas; además, placas de sarro en incisivos superiores e inferiores, y caries en tres de ellos, indicativo de una alimentación basada en carbohidratos, probablemente maíz.
La antropóloga física refiere que entre las particularidades de los enterramientos está el que algunos fueron cubiertos con pigmento rojo. La continuidad de los análisis permitirá determinar si algunos huesos de extremidades inferiores y superiores, hallados en la excavación, tienen correspondencia con uno o más cráneos.
Finalmente, se recordó que este trabajo de gabinete será prolongado, debido a que la reciente temporada de campo en Moral-Reforma resultó fructífera en la localización de entierros humanos, tanto en la Estructura 18 como en las áreas habitacionales, lo que da un total de 44.