Las lluvias deján al descubierto entierro milenario de una mujer en Tlayacapan

En una de las peñas de Tlayacapan, en el estado de Morelos, las fuertes lluvias dejaron al descubierto un entierro en la sección baja de la Zona Arqueológica El Tlatoani, el cual correspondía a los restos de una mujer con una antigüedad de unos mil años, por lo que la zona fue ocupada antes de lo estimado por los arqueólogos.

El hallazgo lo hicieron vecinos del poblado, quienes avisaron que en el terreno cercano al acceso del sitio arqueológico habían quedado expuestos una serie de huesos, presumiblemente humanos.

Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmaron este entierro como prehispánico y se implementó un rescate arqueológico para atender el descubrimiento de los pobladores.

Durante cinco días se llevó a cabo un proceso de excavación arqueológica para definir el contexto. Así, quedó al descubierto el entierro de una persona adulta del sexo femenino.

La mujer se encontró recostada en su lado derecho, con el cráneo hacia el norte y con las manos y piernas e inferiores flexionadas debido a que fue envuelta en un petate y colocada a modo de bulto mortuorio, explicó el arqueólogo Raúl Francisco González Quezada, quien atendió el hallazgo junto con los arqueólogos Jorge Alberto Linares Ramírez y Enrique Méndez Torres.

Asociados al entierro se hallaron materiales cerámicos fragmentados, entre estos, cajetes y una figurilla antropomorfa modelada, los cuales, de acuerdo con González Quezada, indican que el entierro pertenece al periodo tolteca, en el Posclásico Temprano, es decir, entre los años 900 y 1200 de nuestra era.

Más abajo del entierro también se descubrió una concentración de material cerámico fragmentado, correspondiente a cajetes trípodes de soportes lobulados alargados, de la región que hoy ocupa el estado de Morelos y que datan del Preclásico Tardío, de entre los años 500 a 150 antes de nuestra era.

El INAH destacó que esta es la primera vez que se registra material de esta antigüedad en El Tlatoani, con lo que se abre una ventana para estudiar etapas de ocupación más antiguas en este sitio, destacó el arqueólogo que atendió el caso.