México y Costa Rica recuperan esferas arqueológicas en delta del Diquís

Foto destacada: Ifigenia Quintanilla

Este proyecto binacional investiga, conserva y restaura las preciosas esferas de piedra, Patrimonio Mundial de la Humanidad.

 

La región del delta del Diquís, es uno de los sitios prehispánicos más famosos dl suroeste de Costa Rica, debido a sus esferas monumentales. A pesar de que este sitio es considerado Patrimonio Mundial de la Humanidad, uno de los misterios del sitio es interpretar la relación entre las esferas monumentales y los asentamientos prehispánicos donde se encuentran.

Estas esferas son un ejemplo extraordinario de la maestría de los escultores indígenas, en la zona arqueológica llamada Finca 6 que datan del año 800-1550 d.C, y algunas otras que se establecen en 300 a.C.–800 d.C..

 

 

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Muchas de estas obras estén alineadas en dirección este-oeste, en asociación a la salida y la puesta del sol, así como por sus contextos sociales, favoreció para que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, ingresara este sitio a la Lista de Patrimonio Mundial, en 2014, reconociendo la complejidad de los asentamientos cacicales que habitaron esta área de la actual Costa Rica.

Es por eso que el INAH, a través de la ENCRyM, colaboró con el Museo Nacional de Costa Rica para la atención de ese patrimonio cultural, ubicado en el cantón de Osa: dos esferas con deterioros notorios, a las cuales se intervino en ‘cirugía mayor’.

 

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Asimismo, se atendieron otras seis esferas de piedra del periodo Chiriquí (800–1550 d.C.), con el fin de preservar el sitio patrimonial de Costa Rica y del mundo. Este proyecto binacional, a cargo de la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y el Museo Nacional de Costa Rica (MNCR), investiga, conserva y restaura las milenarias esferas de piedra de la región del delta del Diquís, al sur del país centroamericano.

 

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¿Cuáles fueron las acciones de intervención de las seis esferas prehispánicas?

 

 

En su mayoría fueron acciones de reparación para evitar el deterioro de las esferas, así como la intervención de otras tres con afectaciones menores, a las que se dio mantenimiento, y en una más, atendida por monitoreo.

La arqueóloga Isabel Medina-González  fue la coordinadora de la iniciativa binacional, en conjunto con el Javier Fallas Fallas, quienes segmentaron las esferas B y D para darle más amor en función de la ‘historia de vida’ de cada una.

 

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Las esferas tenían alteraciones derivadas de la constitución de la roca, daños propiciados por cambios de temperatura y humedad en el ambiente, y las inundaciones causadas por huracanes y tormentas tropicales –siendo “Nate” el caso más reciente, en 2017–, otra problemática son las huellas dejadas por la compañía bananera que explotó los campos centroamericanos, en el siglo XX.

Asimismo, porque la zona arqueológica llamada Finca 6, es un sitio que sufrió los impactos de la Compañía Bananera de Costa Rica, subsidiaria de la United Fruit Company, por lo que las esferas presentaban daños y rasguños, dejada por un instrumento metálico en la Esfera D, al intentar moverla.

 

 

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Con el fin de conservar las piezas, de 1.91 y 1.92 metros de diámetro, se inició desenterrándolas, dado que como medida de conservación preventiva se mantienen aproximadamente a dos metros de profundidad, mostrando solo sus coronas.

La intervención incluyó limpieza superficial y estabilización mediante la aplicación de ribetes y resanes de morteros de cal-arena enriquecidos, para aumentar ligeramente la dureza, así como la colocación de capas de protección con estos morteros en los lugares pertinentes.

 

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Posteriormente se hizo la reintegración volumétrica y cromática, se volvieron a enterrar los elementos con estratos de geotextil, grava y arena a su alrededor; para generar un ambiente homogéneo en la temperatura y humedad, evitar el contacto con la acidez del suelo arcilloso, e impedir el crecimiento de vegetación en las cercanías para proteger algunas esferas en época de lluvias.

Con el fin de difundir esta herencia cultural, se han montado diversas exposiciones temporales para dar cuenta de la importancia y los pormenores del diálogo institucional y del proyecto de restauración mexicano-costarricense, con el cual, desde 2013, se han atendido ocho esferas.

 

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Los esfuerzos para acercar estos legados patrimoniales a varias comunidades locales e indígenas, fomenta un sentido de orgullo y de corresponsabilidad, a cuyo mensaje también apela el proyecto de conservación-restauración entre el INAH y el Museo Nacional de Costa Rica.