El caso del mexicano que robó un códice azteca de la Biblioteca de Francia 

Foto destacada: famsi.org Con información de El universal

Esa historia del Códice Tonalámatl tiene una singular historia de un mexicano que lo extrajo de una biblioteca en Francia. 

 

El Códice Tonalámatl de Aubin es uno de los mejores preservados y con la historia de película. Además de ser un calendario ritual de carácter adivinatorio, se sabe que 2 laminas están perdidas y que fue el centro de atención de un conflicto diplomático entre Francia y México a principios de los años 80, ya que esté códice fue “robado” de Francia. 

En el verano de 1982, el abogado y periodista José Luis Castañeda del Valle visitó la Biblioteca Nacional de Francia para consultar dicho códice, que no devolvió. Según información de la época, en el Periódico El Universal, se dice que Castañeda llevaba un sarape mexicano cuando extrajo el códice, y que los policías se dieron cuenta dos horas después del hurto dando aviso a la Interpol.

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Después de sacar el códice, se dice que Castañeda viajó en tren a Bruselas, dejó encargado el paquete con sus amigos. Enseguida voló hacia Egipto en donde estuvo 10 días visitando templos y las pirámides. Cuando regresó a Bruselas, recogió el paquete y voló a Nueva York.

También se dice fue a España para intentar robar otro códice, pero no hay más información al respecto.  Fue hasta que regreso a México que fue detenido. En 1991, José Luis Castañeda fue entrevistado por Joaquín Pacheco, corresponsal de La Jornada y esto fue lo que dijo Castañeda: “Fue una recuperación legítima, no un robo. El códice pertenece a México, es parte de su patrimonio cultural.”

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“¿Cómo vamos a robar algo que es nuestro? Hay que hacer ver a las naciones que tienen los bienes culturales y joyas arqueológicas de otros pueblos que deben devolverlas, porque no tienen por qué estar fuera de su país de origen. La ética y la razón lo dicen: el Tonalámatl es del pueblo de México”.

Castañeda era abogado, nacido en el Distrito Federal, pero vivia en Cozumel y tuvo un periódico, El Informador. Se dice que José Luis contaba a sus allegados la peripecia por la Biblioteca Nacional de París, en donde pidió diversos códices, y cuando pidió el Tonalámatl, al darse cuenta de que nadie lo observaba se lo escondió en la cintura debajo un jorongo que traía puesto, enseguida tomó otro códice y lo colocó en lugar del Tonalámatl y lo pudo sacar.

De hecho, el mismo Castañeda decía que había enviado cartas al entonces Presidente de la República José López Portillo, que habló sobre el tema en algunas televisora mexicana y que miles de personas llamaron pidiendo la liberación de Castañeda, al grado de que el Presidente determinó que ni el códice ni el ladrón serían llevados a Francia.

Aunque Francia pidió la devolución del Códice, en México la Fiscalía mexicana dijo no tener argumentos para consignar a Castañeda ante un juez. Francia tampoco pidió que se entregara a Castañeda para culparlo formalmente del delito en su país. De hecho, para sorpresa de todos, incluyendo al gobierno francés, el gobierno mexicano dejó libre a Castañeda.

Códice Tonalámatl Aubin 

Después de delicadas negociaciones diplomáticas entre los gobiernos de México y Francia, se anunció que el códice permanecería en México por un periodo de tres años renovable de común acuerdo, y que una misión técnica francesa vendría a México para elaborar junto con el INAH una versión facsimilar del Códice. 

Sobre el Códice Tonalámatl Aubin, este narra la salida del pueblo mexica del mítico Aztlán; fue elaborado entre 1576 y 1608 por diversos autores indios en setenta páginas, y lleva el nombre de Aubin en honor a su propietario un coleccionista de arqueología de nombre M. Aubin quien pasó cerca de 40 años en México y habría de llevarlo a Europa.

Este documento se encuentra en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia de México (BNAH). En los últimos años, las autoridades mexicanas han recuperado, legitimamente, muchos objetos prehispánicos que pertenecen a nuestro país, y que forman parte del Patrimonio Cultural mexicano.