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¿Qué son las islas de calor en la CDMX, y qué podemos hacer para combatirlas?
Todos los especialistas en calentamiento global afirman que estamos en un momento crítico para revertir su efecto en todo el mundo. Las islas de calor son uno de los tantos fenómenos que golpean a la CDMX debido a los procesos de urbanización. Las islas de calor son zonas en las que la temperatura es más alta que la de sus alrededores, aunque también se establecen en las ciudades y son llamadas islas de calor urbanas.
En el primero de los casos, el sitio se auto regula a partir de las propias características físicas y ecológicas del suelo y su entorno, pero en las urbes las condiciones son diferentes, como las causas que las originan y los efectos que ocasionan.
En la zona metropolitana de la CDMX es posible identificar varias islas de calor, es decir, un archipiélago donde destacan la zona de la Reserva del Pedregal de San Ángel, en el sur de la ciudad, que por ser suelo rocoso es más caliente que sus alrededores. En época de frío es una isla de calor natural, como las islas oceánicas, incluso existen islas en los desiertos, aunque también hay artificiales como una planta termonuclear o las termoeléctricas.
El sitio más cálido de la Ciudad es el Centro Histórico, según los análisis de datos generados por las estaciones de la RedMet o Red de Meteorología y Radiación Solar de la Sedema en la zona de La Merced, que siempre registra la temperatura más cálida, la que luego va disminuyendo conforme se aleja del lugar.
Así, pues, el Centro Histórico es el centro de una isla de calor urbana, y se registran una mayor temperatura, principalmente porque deja de haber evaporación del agua, un refrigerante superficial. En un sistema natural, eso es normal porque los árboles transpiran, con lo que se logra un mejor equilibrio térmico que en la ciudad, en la que al limitarse la evaporación propicia que el aire se caliente, porque el flujo de calor sensible se incrementa. Esta es la razón por la que la temperatura es más alta en el área urbana, principalmente en el centro de la ciudad.
Las islas de calor, además de modificar la temperatura, también cambian la precipitación por el aumento de la convección o flujo de calor sensible; altera la humedad del aire, que al elevarse la temperatura lo hace más seco; afecta los patrones del viento que, combinados con la estructura de la ciudad, genera que se vuelvan más turbulentos, deformándose por la rugosidad del tejido urbano.
Para hacer frente al tema de las islas de calor en la Ciudad de México, es necesario restituir o aumentar la evapotranspiración, pues es el principal rubro que cambia en los procesos de urbanización, y si se corrige esta variable, se puede mitigar.
La mejor opción es llenar de árboles la ciudad; implementar una estrategia de restitución de la vegetación, y crear superficies evaporantes, porque una fuente o un cuerpo de agua también podrían tener una contribución en el proceso de evaporación. Los árboles brindan el efecto de la sombra, brinda confort a las personas, y mitiga las islas de calor.
Las mejores especies arbóreas para la CDMX, son Populus deltoides, Alnus acuminata, Celtis occidentalis, Liquidambar styraciflua, Quercus rugosa, Ficus benjamina, Ligustrum lucidum, todos con alta capacidad de enfriamiento y pueden mitigar con gran eficiencia la isla de calor, incluso pueden también contrarrestar el cambio climático global.
Es por eso, que la Comisión de Preservación del Medio Ambiente, Cambio Climático y Protección Ecológica del Congreso de la CDMX, aprobó las reformas destinadas a abordar el problema de las islas de calor urbanas y mejorar la gestión de residuos en la Ciudad de México.
Con esto se establecen las bases para que las autoridades capitalinas desarrollen políticas públicas para prevenir y mitigar los efectos de las islas de calor urbanas, y contribuir a mejorar la salud, calidad de vida de la ciudadanía y del aire, y disminuirá los efectos negativos de las altas temperaturas que prevalecen en la capital.
La reforma comprende 3 iniciativas que buscan reformar y adicionar diversas disposiciones de la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal. La primera tiene como objeto que las empresas que utilicen botellas de plástico para el desarrollo de su actividad comercial busquen los mecanismos adecuados para gestionar su revalorización, mediante convenios de colaboración celebrados con plantas de selección y tratamiento, lo que ayuda a fomentar e impulsar la economía circular.
La segunda, es una iniciativa para armonizar la denominación de las autoridades de la Ciudad de México en diversos instrumentos normativos, con el objetivo de evitar malentendidos. La tercera iniciativa busca que la Secretaría de Medio Ambiente local, en coordinación con las 16 alcaldías, diseñen e implementen un programa de educación ambiental para la promoción y fomento de la cultura de la separación de los residuos, de manera que se oriente a la población a las prácticas de reducción, reutilización y reciclaje, presentada por la congresista María de Lourdes Paz Reyes (PT).