Foto destacada: INAH
Es bastante probable que en esta comunidad poblana haya existido un sitio arqueológico de grandes dimensiones.
San Juan Ixcaquixtla es un pequeño municipio del sur de Puebla, dedicado a la agricultura y el comercio con solo 6,922 habitantes. En esta región, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), llevaron a cabo la exploración de una tumba de tradición mixteco-zapoteca que permaneció intacta por más de 1,500 años, resguardando los secretos de un rito de culto a los ancestros, celebrado presumiblemente por un linaje de comerciantes-guerreros.
Se trata de un contexto funerario que permaneció oculto bajo una de las calles del primer cuadro de la localidad, pero al realizar los trabajos de urbanización, fueron encontrados los vestigios y se comisionó a un equipo de arqueología y antropología física para darle seguimiento al hallazgo.
De modo que desde finales de septiembre de 2023, un grupo de especialistas es coordinado por el arqueólogo Alberto Diez-Barroso Repizo, han estado hablando de “un impresionante sitio arqueológico en donde el mayor de los montículos o ‘teteles’, como suele llamarles la gente de la Mixteca Baja, se localizaba en lo que ahora es el centro de la cabecera municipal.”
Estos comentarios refuerzan las investigaciones de 2004, cuando se registró la Tumba 1, formada por tres cámaras y una pintura mural extraordinaria; y hace una década, en septiembre de 2013, se ubicó una más en una calle lateral al mercado municipal.
Con la tumba recién descubierta, serían tres los complejos funerarios encontrados en el corazón de San Juan Ixcaquixtla. Al hallarse esta tumba, inalterada, se brindará un conocimiento mayor sobre la parafernalia funeraria en lo que fue el asentamiento prehispánico.
Hasta el momento se han identificado dos cámaras de 4 por 2 metros como parte de un complejo funerario mayor; las mismas contenían tres entierros con los restos óseos de, al menos, 20 individuos y todavía se siguen recuperando los enterramientos y sus ofrendas asociadas.
Entre otros materiales, estos depósitos rituales estaban integrados por 150 vasijas cerámicas, un hueso humano (posiblemente parte de una tibia) tallado y esgrafiado, un hacha votiva y tres yugos de tradición mesoamericana, encontrados en la segunda cámara mortuoria, ubicada al noroeste de la principal.
Cabe recordar que los yugos son elementos escultóricos en forma de “U”; por lo general, asociados a hachas votivas, y han sido documentados en contextos mortuorios de las regiones del totonacapan en la Sierra Norte de Puebla, la Costa del Golfo y el área maya.
Por su parte, el director del Centro INAH Puebla, Manuel Villarruel Vázquez, subraya la prioridad de salvaguardar el patrimonio arqueológico del municipio, en beneficio de la conservación de la historia e identidad de la comunidad. Debido a ello, la investigación integrará los datos recuperados en las dos tumbas halladas con anterioridad. El presente estudio concluirá hasta haber agotado la exploración de todas las cámaras que integran este complejo mortuorio, las cuales pueden llegar a sumar tres, por lo menos.