Foto destacada: INAH
Además de los 48 entierros individuales y múltiples, fueron hallados ajuares que muestran la interacción cultural tamaulipeca.
El hallazgo de estos restos constituye la mayor muestra de antiguos pobladores del suroeste de Tamaulipas. Está compuesta por los restos de 48 enterramientos individuales y múltiples, asociados a la presencia de numerosos fogones; y fue hallada en el sitio denominado Cima de San José, por un equipo de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que llevó a cabo esta recuperación.
El hallazgo se llevó a cabo durante la exploración de una sección de un asentamiento prehispánico, vinculado a grupos de los complejos culturales Pueblito y Huasteca, en un punto en donde se realiza a la construcción de la carretera que conectará a los municipios de Mante, Ocampo y Tula.
Ahora, se llevan a cabo estudios de registro, recuperación, estudio y análisis de materiales arqueológicos y osteológicos en toda la zona. Se trata de un gran proyecto de salvamento arqueológico, cuyo propósito será recuperar los restos de más de 40 individuos en la porción norte de la Huasteca tamaulipeca.
El coordinador del proyecto, Esteban Ávalos Beltrán, informa que los entierros de Cima de San José han superado en cifra a los anteriores, pero es posible que se correspondan en temporalidad: los periodos Clásico Temprano y Medio. Gracias al registro de 18 fogones en las áreas de enterramiento, se cuenta con materiales para definir una fecha precisa, mediante diversas técnicas.
Asimismo, se llevarán a cabo estudios de los moluscos hallados en el sitio, así como de cerámica y lítica, con el fin de conocer más de las prácticas culturales en el sitio: “se infiere un nodo de conexión entre las cronologías propuestas para las áreas de Río Verde, el suroeste de Tamaulipas, la Sierra de Tamaulipas y la Cuenca baja del Pánuco, sugiriendo que el sitio pudo ser ocupado entre 250 y 650 d.C.” dijo el investigador.
Cabe señalar que la Cima de San José nombre a una loma nivelada para su ocupación, a 80 metros de altura del pie de monte. Se ubica en la franja de transición entre el bosque de la Sierra Madre Oriental y el semidesierto chihuahuense, se observa la convivencia de pinos y encinos con agaves y cactus.
Es un lugar que tuvo una función importante relacionada con las creencias y la organización sociopolítica de los antiguos habitantes del área. Los vestigios de edificaciones, fogones y la gran cantidad de entierros y sus ofrendas son indicativos de su importancia.
La gran cantidad de ofrendas es lo que llama más atención, fueron depositados y la variedad de los materiales asociados, entre las que destacan: vasijas de tipo Zaquil Negro y Rojo, pipas de cerámica, pendientes de conchas marinas, huesos de ave, punzones de hueso de venado, lascas de pedernal blanco, navajas de obsidiana gris y pendientes de piedra verde.
Sobresale el entierro de un individuo masculino, de entre 20 y 24 años de edad al momento de morir, ataviado con un collar de 29 pendientes de caracoles marinos, cuyas columelas fueron trabajadas para asemejar los colmillos de mamíferos carnívoros. Es probable que al personaje también le fuera colocado un pequeño morral de material perecedero, el cual contenía dos navajas de obsidiana gris, diversas lascas y un raspador tipo Coahuilo, de pedernal blanco, similar a los de la Tradición del desierto.
Otro individuo fue identificado con la característica de mutilación dental en los cuatro incisivos y los dos caninos maxilares. Los incisivos fueron desgastados para darles una forma aguzada o punzante, mientras que los caninos fueron modificados para generar una oquedad en la parte activa de los dientes.
Gracias al estado de conservación de algunos restos óseos se han reintegrado nueve cráneos, en los que se ha identificado modificación craneal, lo que recuerda a los grupos tempranos del norte de la costa del Golfo y Suroeste de Estados Unidos. Estos aspectos de la vida y salud de los antiguos habitantes del sitio son indagados en el Laboratorio de Antropología Física del Centro INAH Tamaulipas, bajo la coordinación del doctor Jesús Velasco.
El trabajo realizado con el equipo del salvamento arqueológico y los investigadores del INAH Tamaulipas, permitirá reconstruir algunos aspectos de los antiguos habitantes de Cima de San José, al ser uno de los últimos sitios que se han excavado con el rigor científico en el suroeste de Tamaulipas.