Foto destacada e información: EFE
Este campamento comenzará a arrojar nuevas evidencias de las prácticas mayas antiguas, su arte y alimentación.
Todo el 2023 se han destacado por los sorprendentes hallazgos arqueológicos; sin exagerar, este año fue uno de los años más fructíferos en cuanto a protección, investigación, conservación y difusión del patrimonio cultural. Sobre todo en el área de la construcción del Tren Maya que conecta a los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Justo fue en Yucatán, que se anunció el descubrimiento de un campamento prehispánico donde los mayas aprovechaban especies de caracol para alimentarse y elaborar los primeros utensilios de cocina, como cucharas.
“En 2022, se realizó el rescate arqueológico de un sitio ubicado a tres kilómetros de la costa norte de Yucatán, específicamente en Telchac Pueblo, donde se halló gran cantidad de caracoles y fragmentos del molusco con huellas de percusión”, ha revelado este martes a la agencia EFE, Alicia Beatriz Quintal, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Acompañada de los arqueólogos Mario Alberto Garrido y Cristian Alonso Hernández, la investigadora ha manifestado que durante la inspección del tablaje catastral 3.089 de Telchac Pueblo encontraron 20 estructuras prehispánicas dispersas en 23 hectáreas donde los mayas cocían moluscos hervidos o asados.
Además, fueron hallados 119 tiestos o pedazos de cerámica. De ahí, que Quintal haya explicado que “los recursos marinos, en relación con otras actividades económicas de los habitantes prehispánicos como la agricultura y el comercio permitieron el desarrollo de la sociedad maya peninsular en su devenir histórico”.
Por su parte, el investigador Garrido, a la agencia mencionada, que es difícil llegar al campamento que los mayas usaban solo durante la época de sequía, “porque está en medio de la nada y se ubica en la zona de dzekeles (lajas), sabana o cerro inundable”.
Los arqueólogos tampoco encontraron fuentes naturales de agua, “aunque la zona está llena de cenotes”. En cuanto a la cerámica, ha determinado que de los 119 tiestos un 3,67 % corresponde al Preclásico Tardío (400 a.C. a 200 d.C ) y el 82 % al Clásico Temprano (250-600 d.C.).
A su vez, Hernández ha señalado que el análisis malacológico concluye que a, diferencia de otros asentamientos mayas donde predominaron los ornamentos, en el campamento había gran cantidad de caracoles completos perforados con percusión y muchos fragmentos con preformas.
“Analizamos 171 elementos de caracol provenientes de varias estructuras documentadas en el tablaje”, ha precisado: “Los caracoles se encontraban en aguas bajas y cerca de manglares, donde los mayas actuales siguen recolectando para su consumo y para elaborar artesanías”, agregó.
Asimismo, en el sitio había artefactos terminados, huellas, procedimientos y técnicas de manufactura. También se ha identificado el uso de alimentos en algunos objetos. Los arqueólogos tampoco encontraron fuentes naturales de agua, aunque la zona está llena de cenotes.