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La preservación de las abejas y otros polinizadores también ayuda a mejorar todo nuestro ecosistema.
Las abejas silvestres nativas de México se encuentran en un grave peligro de desaparecer; es lamentable porque la riqueza de las abejas silvestres mexicanas las hace particulares en todo el mundo, debido a sus colores metálicos verdes, azules, negros y largas lenguas especializadas en obtener el néctar de orquídeas u otras flores únicas.
De la diversidad de abejas que hay en el mundo (cerca de 20 mil especies) en nuestro país se encuentra la abeja melífera, la que más miel almacena; se caracteriza por ser más o menos social y vivir en colonias que pueden producir miel y son las que dominan las comunidades de polinizadores en los huertos, mientras que las especies silvestres participan en menor número.
México ocupa el sexto lugar en el mundo en la producción de miel de abeja y es el tercero en exportación global. Los estados mexicanos más productores de miel son Yucatán, Guerrero, Campeche, Sonora y Morelos.
En el México prehispánico, las abejas nativas y sin aguijón, fueron valoradas por las culturas del sureste, al grado de que los mayas domesticaron a esta abeja usando troncos huecos del árbol de caoba para producir miel y otros derivados. Con esa miel agridulce endulzaban sus bebidas ceremoniales y la usaban como ofrendas para los dioses.
Hoy en día, el cultivo de las abejas meliponas se está perdiendo, así que en los últimos años se ha trabajado para rescatar y conservar a la abeja melipona; no solo por su valor cultural e histórico, sino también comercial, pues además de la de miel, contribuyen a la polinización de plantas de interés comercial como el café, el chile habanero y una variedad de granos, semillas y frutos.
La miel de la abeja melipona tiene un alto valor en el mercado cercano a los 3 mil pesos por litro. Existen proyectos de meliponicultura en los estados de Quintana Roo y Yucatán, en donde diversos ejidos, comunidades y algunos pequeños propietarios hacen su producción de miel con la especie Melipona beecheii, llamada en lengua maya Kolel-kab que significa “la dama de la miel”.
No obstante, dicho programa, no solo contempla proyectos con esta especie, sino también la apicultura con otros 69 proyectos de comunidades interesadas con Apis mellifera, todos distribuidos en la Península de Yucatán.
En años recientes se ha implementado en México la Estrategia Nacional de Conservación y Uso Sustentable de los Polinizadores, la cual está alineada a otras estrategias de conservación de la biodiversidad, como el programa de Servicios Ambientales (PSA) que también son alternativas económicas para las personas beneficiarias.
Entre las actividades obligatorias de estas comunidades se encuentran:
Conformación de brigadas contra incendios forestales
Llevar a cabo acciones de sanidad forestal en su ecosistema
Vigilar que no se hagan actividades clandestinas contra el medio ambiente mediante recorridos
Evitar el cambio de uso de suelo
Acciones para prevenir degradación en su ecosistema
Proteger sitios importantes para la fauna silvestre
Colocar letreros alusivos al programa Pago por Servicios Ambientales
Realizar talleres de capacitación para quienes integran la comunidad
La preservación de las abejas, también centra su importancia en otros polinizadores, como los murciélagos, algunas especies de monos y roedores, los lémures, las ardillas comunes, colibríes y algunas especies de loros.
Cualquier polinizador está a salvo en un ecosistema sano y conservado, función que busca y ha dado resultado con el programa de Servicios Ambientales.
