Storm Cloud: el arte de un chicano con sangre Tarahumara (FOTOS)

Foto destacada: Storm Cloud. Con información de Eugenia Macías/ Shop mi vida

Storm Cloud, el nuevo arte chicano tiene sangre Tarahumara, Tohon O’odham y radica en Los Angeles.  

 

El movimiento chicano tuvo su apogeo a finales de los años 50 del siglo XX, y desde entonces los artistas no han dejado de utilizar sus raíces, estética y valores culturales, como una forma de expresar las luchas y problemas sociales que han tenido como migrantes, por la integración cultural y para destacar las historias de sus ancestros.

Sobre todo, es un arte que se ha destacado crear una comunidad propia, unificar al grupo y mantener a buscar una identidad que se percibía en una especia de limbo cultural entre lo mexicano y lo estadounidense. Esta es una de la temática recurrente del arte chicano, que sigue permeando hasta la fecha.

Storm Cloud es un artista del barrio de Echo Park, en Los Angeles, California, que retoma la idea de lo mexicano prehispánico para conjugarlo con la estética de los cholos: una fuerza con gran presencia en Estados Unidos, que se ha caracterizado por mostrar su descontento, entre muchas otras cosas, por ser una población mestiza, muchas veces con rasgos indígenas, criollos, negros, mulatos y que habitan en los Estados Unidos, pero que suelen ser hijos de migrantes mexicanos o de otros países de América. 

Jaime Chávez, mejor conocido como Storm Cloud, es de una familia Tarahumara de Chihuahua, y parte Tohon O’odham, un pueblo del sur de Arizona; una de las pocas familias indias que quedan en Los Ángeles. Pero la familia Chávez ha estado viviendo en Echo Park durante los últimos 70 años, viendo de primera mano los cambios que ha atravesado ciudad, especialmente en Echo Park, así como el problema de la gentrificación.

Las obras de Chávez destacan a sus antepasados ​​y la importancia de su cultura en su vida diaria. Como muchos artistas chicanos, también algunos miembros de la familia de Chávez se involucraron con las pandillas, aunque Jaime Chávez eligió la dirección creativa para plasmar la dicotomía de “no ser de aquí ni de allá” .

Su arte es un recuerdo de la comunidad, la sangre, las raíces nativas, y la idea del Aztlán: un símbolo constante utilizado por el Movimiento Chicano, cuyo término remite a la unificación de los mexicoamericanos bajo un término de herencia de tierra y cultura, independientemente de la geografía. Esta postura estética-retórica suele ser un reclamo de tierras y derechos civiles, una forma de protesta pacífica para ilustrar la presencia histórica de mexicanos y pueblos indígenas en los Estados Unidos; sin dejar atrás la mucha influencia del muralismo mexicano y el arte precolombino, donde la historia y los rituales estaban codificados en las paredes de las pirámides.

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