Los artistas mexicanos Erick Meyenberg y Tania Ragasol presentes en la Bienal de Venecia 2024

Fotos cortesía de Erick Meyenberg

El artista visual Erick Meyenberg y Tania Ragasol, abordan  la migración y la identidad cultural.

 

El artista Erick Meyenberg representa a México en la 60ª Exposición Internacional de Arte de La Biennale di Venezia con una extraordinaria videoinstalación llamada Nos marchábamos, regresábamos siempre, con la curaduría de la gestora independiente de arte contemporáneo Tania Ragasol.

Esta intervención estará disponible hasta el 24 de noviembre de 2024 en el Pabellón México en la Bienal de Venecia, en Venezia, Italia, y entabla un diálogo con más de 87 pabellones de 87 países.

Erick Meyenberg plantea un dilema fundamental con su obra, en donde parece que todos somos extranjeros donde quiera. La obra exhibe que la condición de extranjería se puede estar viviendo aun no habiendo emigrado a otro país; no sabiendo si la pertenencia en realidad está fijada por la historia, los afectos o los tránsitos que hoy en día la movilidad humana plantea. No es la geografía, la historia o el lenguaje lo que define esas construcciones, sino una realidad en la que nos movemos permanentemente.

No obstante, México ha recibido personas que han tenido que dejar sus raíces o sus orígenes por guerras, por dictaduras, por desastres ambientales o solo porque se enamoran de un país tan diverso. La poética transdisciplinar de Meyenberg, que va de lo visual al lenguaje del movimiento, que transita por las emociones y los afectos de todas las personas que nos vemos reflejadas en una mesa.

El artista creó cerámica para poder desfigurar y transfigurar esas emociones que significan en una mesa compartir los dilemas, las nostalgias, las promesas incumplidas, los sueños, los compromisos; es ahí donde México se enriquece con esta obra poética de Meyenberg y de Tania Ragasol.

Esta propuesta artística habla de la hospitalidad, reconocer que todo proceso migratorio tiene muchas capas de dolor y de pérdida, pero ante una mesa se pueden crear lazos profundos de humanidad, es en donde caben todos esos gestos casi ancestrales, primigenios, que más allá de fronteras y de nacionalidades, nos pueden unir a todos como seres humanos y en donde podemos proyectarnos. Por eso en la videoinstalación hay una mesa blanca, una especie de pantalla en donde cada uno puede proyectar sus memorias.

El trabajo de Tania Ragasol evoca de una manera poética tanto el trayecto de quien migra, de una familia de migrantes, como la posibilidad de un momento, aunque sea un instante, de pertenencia alrededor de una mesa. Es un tributo a aquellos que están por llegar a una nueva realidad de vida, es una invitación a apreciar aquello que nos parece extraño para imaginar conexiones a partir de las maneras más íntimas que tenemos en común todos los seres humanos, como puede ser un beso, un guiño, una caricia, como eso vital que nos une más allá de fronteras, coordenadas, límites.

Sin duda una videoinstalación que nos hace mirar el tema del encuentro, siendo Extranjeros por todas partes. Además, es una exposición representativa de la práctica de un artista mexicano de ascendencia alemana y libanesa, que sabe bien sobre la condición dual y en construcción identitaria del migrante como extranjero, en su tierra y fuera de ella, cuantas veces intente recuperarla. Es una instalación con esculturas de cerámica que combinan elementos de México, Italia y Albania, reflexiona profundamente sobre temas como la migración, la búsqueda de pertenencia y la perenne condición humana de buscar raíces en un mundo transitorio.