Fotos cortesía de Galería Estilo Mexicano
La piratería de artesanías mexicanas tiene un impacto enorme en las comunidades indígenas del país.
Desde hace varios años se han tratado de combatir los miles de plagios, apropiaciones, imitaciones y piratería que ha sufrido el arte popular mexicano. Ningún estado mexicano se salva de algún plagio o de la piratería, ni las esculturas de Metepec, ni los bordados de Tenango, el barro negro de Oaxaca, ni las muñecas mazahuas o la talavera de Puebla.
Lo peor de todo es que los artesanos mexicanos son los que padecen más esta situación; ya sea porque hoy en día el mercado está repleto de artesanías Made in China, imitaciones de tianguis o incluso porque los diseños son plagiados -sobre todo excesivamente en el pasado- por diseñadores que más tarde venden sus artículos en tiendas de lujo.
A esto hay qué añadir que los artesanos no tienen piezas registradas como propiedad intelectual, derechos de autor, ni existen suficientes defensores de arte popular para tener una protección del patrimonio artesanal mexicano; sin mencionar otras tantas complicaciones que hay detrás de esto.
Asimismo, la piratería atenta contra la tradición artesanal y la cultura de México, y tiene un impacto económico sumamente grande, valorado por la Cámara Americana de Comercio (AMCHAM) en 69 millones de pesos.
Al respecto, Esperanza Ortega Azar, presidenta de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), advirtió que la delincuencia organizada moviliza más de 10 mil millones de pesos de productos de contrabando anualmente en México. La artesanía no está exenta de esta realidad. De acuerdo con la estimación más reciente, el trabajo de más de 11 millones de artesanos se ve afectada cada año, advirtieron.
Tan solo esta práctica ilegal supuso 69 millones de dólares hace una década, lo que representa 60 por ciento de las ventas totales, de acuerdo con la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México (Canaco).
Aunque la feria de artesanías Manos del Mundo forma a los artesanos mexicanos para que, a través del derecho de autor, protejan sus creaciones. Reconoce que actualmente hay vacíos legales. Un problema socava los cimientos de una industria centenaria: la piratería.
“Desde el delicado trabajo de los canteros de Michoacán hasta las creaciones de los artesanos wixárikas en Nayarit, la piratería ha surgido como una amenaza que pone en riesgo no solo la subsistencia de los creadores, sino también la preservación de una parte fundamental de la identidad cultural del país”, afirmó la AmCham de Estados Unidos.
Para eliminar la piratería, recuerda que los artículos industrializados se ven mucho mejor confeccionados, son exactamente igual entre sí, y es posible distinguirlos, sobre todo, por su valor muy económico.
Pero toma en cuenta que al fomentar el consumo de artículos piratas, los artesanos quedan desplazados por la industria que elabora piezas de forma masiva, barata y de rápida elaboración y consumo. No permitamos que se pierdan las artesanías de nuestros pueblos, ya que son un sello que distingue a nuestro país, la identidad y cultura.