Fotos cortesía de Remezcla
El lowrider fue un hito cultural de la identidad chicana.
La cultura Lowrider dejó de ser un nicho y hoy en día es bastante amplia y adinerada, en donde es posible encontrar muchas piezas de autos, bicicletas, artefactos de la música, la moda y más, que ya son consideradas obras de arte o hermosas piezas de ingeniería; y que se puede encontrar desde Los Ángeles hasta Japón. Pero hace mucho tiempo, estos hitos culturales fueron un fenómeno exclusivamente mexicano-americano.
El lowrider, algo que podría traducirse como “achaparrado”, comenzó después de la Segunda Guerra Mundial en muchas áreas de California, Los autos Lowrider tuvieron su origen en la década de 1940, cuando los veteranos mexico-americanos comenzaron a personalizar vehículos que contrastara con los hot rod (hechos por americanos blancos, sobre todo) diseñados para la pista de alta velocidad.
De modo que los chicanos comenzaron a crear autos con poco propósito práctico, y más bien con una función estética: autos que van “Low and Slow” (achaparrados y lentos) y porque ir despacio, hacía posible “presumir” el arte y empeño que se le había puesto al auto por fuera. Lo comenzó a distinguir a estos vehículos fue que eran personalizados con diseños intrincados y coloridos, características estéticas únicas asociadas a la juventud México-americana.
Pero también tenía modificaciones en la suspensión, con el fin de tener una conducción más Low, a ras del piso, que hacía que el auto viajara más lento y, al mismo se les colocaron llantas más pequeñas que las ruedas originales, que a menudo están equipados con sistemas hidráulicos que permiten una suspensión ajustable en altura haciendo que el auto pueda bajar o subir mediante un interruptor.
El Chevrolet Impala de 1958 presentaba muchas condiciones técnicas y mecánicas para ser el prototipo de la cultura lowrider, y así lo ha sido hasta la actualidad. Pero con el Movimiento Chicano en la década de 1970, los lowriders formaron clubes de autos que comenzaron a ayudar a su comunidad usando estos autos para recaudar fondos, fueron pintados y decorados de manera más elaborada, a menudo utilizando arte gráfico de importancia para la cultura chicana.
Para finales de los años 70, la cultura ya contaba con una revista llamada Low Rider, que 10 años después vendería hasta 60 mil copias mensuales. Comenzaron a salir películas sobre lowriders (Boulevard Nights) pronto salió cruzó la frontera de California, para llegar a Nuevo México, Texas, Arizona y hoy en día, ha llegado más allá.
De hecho, el lowriding se hizo tan popular en las décadas de 1980 y 1990, que en toda California se promulgaron prohibiciones a los autos y de la propia cultura, sobre todo asociada con los migrantes pandilleros, la delincuencia y violencia de Estados Unidos.
Hoy en día, esta cultura es tan reconocida que el japonés Junichi Shimodaira continúa importando y vendiendo estos automóviles a través de su empresa Paradise Road. La difusión de la cultura lowrider y la fama de Paradise Road incluso atrajeron la atención de Ed Roth, famoso por crear coches personalizados como hot rods y una figura destacada de Kustom Kulture. Desde la introducción de los lowriders en Japón y su auge en 2001, se estima que todavía hay 200 clubes de automóviles relacionados con la escena lowrider que todavía están activos hasta el día de hoy.