Nina Beier, la controversia y consecuencias del arte que desafía la sensibilidad actual

Foto destacada: Artrabbit

La obra de Nina Beier, Casts, fue cancelada tras esta polémica en el Tamayo.

 

¿Funar o no funar a los artistas, a las expresiones, a las obras? Es uno de los dilemas del siglo XXI, y hoy en día todos formamos parte de la Comisión Funa contra todo y contra todos, y esta ocasión le tocó a la a la artista Nina Beier, cuyo performance fue funado por la queja de usuarios de redes sociales, asociaciones defensoras de derechos de animales e incluso por la Secretaría de Cultura se pronunciaron al respecto en contra de la exposición Casts por en el Museo Rufino Tamayo.

Dicho performance lleva por nombre Tragedies 2011, fue creado por la artista Nina Beier, nacida en Aarhaus, Dinamarca en 1975, que reside entre Berlín, Alemania y Nueva York, Estados Unidos; y cuya obra se dedica a criticar todo lo cotidiano, así como qué le da valor a los objetos que vemos diariamente como cajas de cartón, huevos, ropa interior y demás.

No es la primera vez que Nina viene a tierras aztecas, ya que es una artista contemporánea con gran trayectoria, pero sí es la primera ocasión que provoca gran polémica. Nina Beier presenta esculturas de leones guardianes de mármol, 2 mil 500 macetas con plantas que “conviven” con perros de porcelana, jarrones, maniquíes de niños, un hombre encadenado que fuma y varios perros recostados en alfombras, que simulan estar muertos.

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Ante las fuertes críticas recibidas tanto por usuarios como por la misma Secretaría de Cultura, la directora del Tamayo, Magali Arriola y Nina Beier mandaron un comunicado al respecto sobre el gran cuidado que tienen con los perros del performance:

“El Museo Tamayo es el único museo de la Ciudad de México que tiene una relación de igualdad con su comunidad perruna”, señala el comunicado y explica que el recinto “ha creado diferentes formas de participación de los perros de su comunidad dentro de las salas y una vez al año se les dedican temporadas para ellos. Entran a las salas del recinto acompañados por sus cuidadores, pero los protagonistas son los perros”.

El arte, las obras o los artistas funados siempre causarán controversia, posiciones a favor o en contra; aunque regularmente, los intentos por funar a alguien, la mayoría de las veces, le brinda más exposición; una consecuencia bien concreta de estar expuesto a ser ‘funado’.

La cultura de la cancelación ha generado debates sobre si se ha convertido en una forma de censura que surge desde la comodidad de lo digital. La línea entre la rendición de cuentas y la restricción de la libertad de expresión es delgada. Explorar cómo esta cultura puede coexistir con el respeto a la diversidad de opiniones es esencial para garantizar un entorno en línea saludable y abierto.

Asimismo, a medida que la cultura de la cancelación crece, algunas plataformas están reconsiderando sus políticas de moderación, y los usuarios están adoptando enfoques más constructivos para abogar por el cambio social sin recurrir a la cancelación extrema; con el fin de encontrar un equilibrio que promueva un diálogo respetuoso y constructivo entre ambas partes.

La cancelación, cuando se utiliza de manera desproporcionada, amenaza la libertad, silenciando voces y desalienta el intercambio de ideas. Quizá, la transformación social no proviene solo de la cancelación, sino de la capacidad de aprender, crecer y comprendernos unos a otros en esta era digital.