Marco Antonio Morales y los dulces mexicanos más tradicionales de Tijuana

Fotos cortesía de Luis Bautista Foto/ Border Zoom

Marco Antonio Morales, es considerado el Willy Wonka de Tijuana.

 

En La Fábrica Del Dulce no se ofrecen postres, sino experiencias. Se trata de una de las tiendas que pronto cumplirá 20 años de conquistar los paladares de miles de personas que han disfrutado de los diferentes sabores que se ofrecen en esta de postres artesanales. 

Marco Antonio Morales es el propietario de La Fábrica del Dulce, un lugar donde se preparan miles de dulces mexicanos de manera artesanal, con un gran sabor. La elaboración de estos dulces es una tradición heredada de la madre de Marco Antonio, quien desde muy pequeño aprendió todo sobre la creación del dulce mexicano. 

Años después, conoció a su esposa, Viridiana Álvarez, quien comenzó a vender los dulces en mercados ambulantes. Gracias al gran sabor y éxito de sus productos, comenzaron a participar en eventos locales como el “Cochi Fest” y “Tijuana Emprendedora”, hasta que finalmente lograron abrir su propio establecimiento en la calle Segunda, cerca del Hospital Guadalajara, en la Zona Centro de Tijuana.

Sobre todo, Marco Antonio ha mencionado que todo el oficio lo aprendió de su madre, cuyo trabajo en la elaboración de dulces artesanales era el sustento de su hogar. De ella aprendió a sacar una sonrisa en las personas a través de los dulces.

“Por eso la frase que dice ‘fabricando dulces recuerdos’, porque el dulce artesanal mexicano es nostálgico y despierta los recuerdos de la infancia en las personas”, expresó.

Todos los productos elaborados en la fábrica son únicos, se trata de recetas heredadas que le brindan forma, textura y sabor característico de los dulces mexicanos. Hay dulces de camote y calabaza enmielados, que son de los favoritos de los clientes, quienes comentaron tener un cariño especial por este producto ya que fue el que les permitió iniciar con este negocio en el mercado sobreruedas y posteriormente se dieron a conocer en la ciudad.

La mayoría de sus clientes son personas mayores, o mexicanos que migraron hace muchos años a Estados Unidos. Estas personas llegan a su puesto buscando los dulces que consumían en su infancia. “Se debería de tener en cuenta nuestro origen y sentirnos orgullosos de donde venimos, de nuestras raíces. México es muy bonito y su cultura y tradiciones son muy hermosas”, señaló.