Foto destacada INAH
Una parte de Quintana Roo está declarada como Zona de Monumentos Históricos con construcciones de gran valor histórico.
A pesar de que Quintana Roo es un destino reconocido en todo el mundo por sus playas, también tiene una rica infraestructura patrimonial, arqueológica e histórica, en donde es posible conocer muchos lugares que fueron construidos durante la época Colonial y hasta el siglo XIX.
Además, muchos de estos destinos arquitectónicos ya han sido restaurados por especialistas y arquitectos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) mismos que han aplicado criterios, materiales y técnicas vigentes en materia de restauración de bienes culturales inmuebles, con el fin de conservar la autenticidad del bien cultural, a través de diversos proyectos que han mejorado las condiciones de conservación de estas joyas históricas.
Los vestigios de la arquitectura histórica de Quintana Roo son un gran reflejo de la época colonial en la región peninsular, y un gran recordatorio de la época basada en la explotación del henequén y recursos forestales y naturales, bajo condiciones de esclavitud, que se prolongaron después de su abolición formal en la Independencia.
Asimismo, estos lugares son el recuerdo de diversos procesos históricos nacionales de Independencia, Reforma y Revolución, que se vivieron de manera diferente en la península de Yucatán, en comparación con el centro, norte y otras regiones del país. De hecho, Quintana Roo es el último estado creado en 1974, una con selva, y el último reducto máacewal de la Guerra de Castas, cuya capital ideológica y religiosa es la antigua Noj Kaaj Santa Cruz Xbalam Naj, hoy municipio de Felipe Carrillo Puerto.
El patrimonio histórico colonial de Quintana Roo, según especialistas del INAH tiene 145 monumentos históricos en el estado, que fueron construidos entre los siglos XVI al XIX, entre edificaciones religiosas, militares, haciendas henequeneras, cementerios y obras de suministro de agua, principalmente.
Del total de monumentos, 86 se ubican en Felipe Carrillo Puerto, de los cuales 30 están en la población de Tihosuco, en un área de 25 manzanas, destacando los que albergan el Museo de la Guerra de Castas y la biblioteca de la comunidad. Mención especial merece el icónico conjunto conventual del Niño Jesús, del que queda en pie, parcialmente, la iglesia, la casa cural y el cementerio, que han recibido sucesivas intervenciones por parte del INAH.
Por supuesto, de todos los lugares, la Zona de Monumentos Históricos de Tihosuco, es en donde más se concentran las construcciones de mayor valor. También, hay riqueza histórica en Sacalaca, Sabán, Tepich y Kancabchén, que conforman la Ruta de las Iglesias, ubicada en el epicentro de la Guerra de Castas, cuyas huellas dejaron templos, haciendas, conventos y otras edificaciones destruidas durante la rebelión social maya, al cual comenzó en 1847 y se prolongó por más de medio siglo.
La mayoría de estas ciudades en la zona maya de Quintana Roo fueron abandonadas desde 1860, y repobladas en la tercera década del siglo XX. En otras partes del estado también existe arquitectura histórica, como el Fuerte San Felipe de Bacalar y la Casa de la Cultura de la misma ciudad. Además, los edificios de madera tipo inglés por la influencia de Belice, de las cuales se tienen registradas 100 casas en Chetumal, 20 en Isla Mujeres y 10 en Cozumel.
En Isla Mujeres está la Hacienda Mundaca, cuyo nombre alude al apellido de su propietario de nombre Fermín, quien se dedicaba a vender esclavos a Cuba; la construcción está hecha, al parecer, con piedras de los vestigios mayas. La Hacienda Xcolumpich, a 17 kilómetros de Tihosuco, propiedad de uno de los tres líderes históricos de la Guerra de Castas, Jacinto Pat, es otra de las joyas que esperan ser visitadas para conocer mejor el pasado, admirarlo y sentirnos más orgullosos de nuestras raíces e identidad histórica y cultural.