La exposición Tlapitzalli: Ritos y Sonidos del México antiguo llega hasta Italia

Foto destacada Gerardo Peña/INAH

Tlapitzalli dedicada al mundo sonoro de Mesoamérica, y será la más grande que se haya presentado en Europa. 

 

163 piezas arqueológicas ya fueron enviadas a Italia, para conformar la exposición Tlapitzalli. Ritos y sonidos del México antiguo. Esta exposición, dedicada al mundo sonoro de Mesoamérica, será la más grande que se haya presentado en Europa, hasta ahora. 

Además, se compartirán años de análisis y colecciones arqueológicas asociadas al sonido, por parte de un grupo conformado por musicólogos, restauradores, arqueólogos, historiadores, antropólogos, etnólogos y biólogos de distintas instituciones.

La coordinadora del equipo multidisciplinario, Frida Montes de Oca Fiol, refiere que tlapitzalli es el término nahua con que se designa a los instrumentos de viento; no obstante, el discurso museográfico no se limita a los aerófonos, sino que aborda los diversos significados de la música en el México prehispánico, al que se le consideraba de origen divino. 

Gerardo Peña/INAH

En palabras del propio Miguel León-Portilla, la música “resonó en la adoración de los dioses y alegró la existencia de los seres humanos. Se escuchó en las batallas y también cuando alguien nacía y cuando alguien moría. […] Era y es, en fin, consuelo en las aflicciones del cotidiano existir”.

Asimismo, en la Sala Culturas del Golfo del Museo Nacional de Antropología (MNA) se realizan los últimos registros fotográficos de una estela proveniente del sitio Castillo de Teayo, en Veracruz, que dará la bienvenida al público de la muestra. El monumento huasteco, de aproximadamente de 3.5 metros de altura, es una de las 53 obras originales y tres reproducciones que prestará temporalmente este recinto para la exposición internacional.

En opinión de Laura del Olmo Frese, la estela es significativa porque representa a Quetzalcóatl en su advocación de la divinidad del viento Ehécatl, pues porta sus atavíos: un gorro cónico y un collar de caracoles del que pende un ehecacózatl o joyel del viento y un caracol cortado transversalmente, a la altura de la espira. En la cultura nahua, indica, se atribuía a Quetzalcóatl el haber repartido al ser humano los diferentes instrumentos para la adoración de los dioses, mediante la música y la danza. 

Gerardo Peña/INAH

Otro de los objetivos de la exposición es abordar la tecnología detrás de los objetos musicales, caso de una flauta cuádruple de origen teotihuacano, única en su tipo: “tiene cuatro silbatos, dos de ellos son el sonido y el otro par es el acompañamiento; y posee otros orificios que servían para estabilizar o distorsionar los sonidos”.

Uno de los silbatos más interesantes, es el denominado ‘Silbato de la muerte’, de la cultura mexica que, al momento de ejecutarlo, emana una especie de aullido que eriza la piel.  

Además de las piezas arqueológicas, se verán fotografías de conjuntos sonoros actuales, producto de investigaciones etnográficas; imágenes de códices anteriores al contacto con los europeos y radiografías e infografías que permitirán adentrarse en la materialidad y tecnología de algunos instrumentos.

Tlapitzalli permanecerá hasta el 14 de septiembre en el museo de las Scuderie del Quirinale, en Roma, Italia; tendrá 163 piezas arqueológicas de 13 museos de la Red del INAH, de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia y del Museo de Antropología e Historia del Estado de México.