Foto destacada: INAH
En esta zona desértica se elaboraba herramienta lítica como en la Cueva de la Candelaria y la región Lagunera.
Para todos los arqueólogos fue una gran sorpresa descubrir un esqueleto a las orillas de la antigua laguna de Viesca, en las dunas de arena. Fue más sorpresivo saber que se trató de una persona que caminó por el desierto que hoy forma parte del estado de Coahuila, entre 700 y 1000 años antes del presente (a.p.).
Esta sorpresiva presencia ha llevado a descubrir un nuevo sitio arqueológico de antiguos cazadores-recolectores, ubicado en la hondonada de un paraje. Este esqueleto prehispánico fue bautizado como “El hombre de Bilbao”, por parte de la Fiscalía de Personas Desaparecidas de la entidad a esta institución de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
Estos restos ya se encuentran siendo analizados en el Museo Regional de La Laguna, ya que es un acontecimiento para el estudio de poblaciones del norte de México y para la antropología física mexicana. Además, es un hallazgo que resalta la importancia de este contexto, aislado y espectacular por verificarse al interior de dunas de arena.
Este tipo de descubrimientos permiten generar una gran cantidad de conocimiento sobre quiénes eran nuestros ancestros, cómo vivían, qué salud tenían, de qué se alimentaban; incluso, es posible saber qué actividades físicas realizaban o a qué edad morían.
Esta osamenta fue recuperada luego de que turistas dieran aviso a las autoridades de la presencia de restos humanos en las dunas de Bilbao, donde la movilidad de la arena debió sepultarlos por siglos, hasta que el desplazamiento de cuatrimotos los arrojó de nuevo a la superficie. Luego de recorridos por parte del personal del INAH, se descubrió un paraje dentro del contexto de dunas altas, de una extensión aproximada de 10 metros de diámetro, repleto de materiales arqueológicos, donde se localizó el resto del esqueleto, el cual ha sido bautizado como “El hombre de Bilbao”.
Además, fueron hallados huesos de animales y material lítico, tanto herramientas completas como en proceso de elaboración y el desecho que resulta del corte de la roca (lascas). Asimismo, el esqueleto estaba asociado a un collar de conchas marinas, una hoja de pedernal blanco y un cuchillo enmangado, característico de los cazadores-recolectores nómadas que habitaron la región desde el poblamiento de América hasta el siglo XVIII.
Las características de este tipo de lítica, son similares a las que han sido localizadas en la Cueva de la Candelaria, importante sitio explorado en la década de 1950, ubicado a 60 o 70 kilómetros de distancia. También, se hallaron fragmentos de cerámica y modelados de arcilla comunes en la región Lagunera, reconocida por diversas investigaciones y crónicas del siglo XVI como una zona de contacto e intercambio comercial de las culturas cazadoras-recolectoras con las de la sierra.
Este sitio ya ha sido georreferenciado, se realizó levantamiento a través de sistemas de información geográfica. Los materiales son custodiados por el INAH, en el Museo Regional de La Laguna, donde continuarán siendo analizados.