Celso Piña, el rebelde del acordeón que hizo bailar a Gabriel García Márquez

Foto destacada: Celso Piña

Celso Piña logró colaboraciones eclécticas con diversos músicos. 

 

Celso Piña tuvo el gran mérito de hacer que su acordeón fuera escuchado en América, Europa y Asia. Se le llamó el “Rebelde del Acordeón”, y fue el único que hizo música colombiana en el norte de México, e incluso tres de los primeros miembros de su grupo hicieron la Tropa Colombiana.

Piña empezó a escribir su historia desde los años 70, en la Colonia Independencia de Monterrey, sus primeros años los pasó en una casa de la Colonia Nuevo Repueblo, la Independencia, la Tampiquito, La Boquilla y al Barrio La Campana.

En sus inicios, estuvo vetado de diversos lugares porque era tanto el revuelo de su música, que seguido había bronca entre asistente, además de que los periódicos de Monterrey decían que en sus fiestas siempre había “mariguano, lesbianas y malandros”; una población barrial que hizo popular su ritmo e incluso que hiciera bailar a los europeos.

Las influencias de Celso Piña son Alfredo Gutiérrez, Aníbal Velásquez y Andrés Landero, y a lo largo de su carrera de 37 años, logró 28 grabaciones en las que se destaca “La Negra Nelly”, “Macondo”, “Cumbia Sampuesana”, “Como el Viento”, “Cumbia Sobre el Río” y “Cumbia Poder”, hicieron bailar a multitudes.

Pero la peculiaridad de Celso Piña también se basó en crear una música que tenía en su composición una mezcla de sonidos tropicales con otros géneros como la cumbia, el norteño, ska, reggaeton, rap e incluso el sonidero; como lo hizo con Café Tacvba, Natalia Lafourcade, Lila Downs, Gloria Trevi, Blanquito Man o el Gran silencio.

Su suerte cambió en 2003, cuando fue invitado para cantarle a Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, ya que después de eso, dicho por él mismo, ya nadie le hizo el feo. “Apenas alguien de esa envergadura de señor vino, llegó y yo estaba tocando. Él empezó a bailar, estaba la crema y nata de Monterrey, y todos: ‘¡Ah, qué bonita música!, ¡qué bárbaro!, ¡yo siempre dije que Celso tocaba bien bonito!’… Yo digo: ¡Qué ironía!”, declaró antes de su actuación en el Surf Music Fest.

Países como Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos gozaron del ritmo de su acordeón, que quedará para la posteridad. Tras su muerte en 2019, a Celso le sobreviven su esposa, Juany Ortiz, y sus tres hijos: Diómedes, Martha Cecilia y Katia. Al “Rebelde del Acordeón” se le seguirá recordando por sus éxitos, porque, solo pocos se resisten a bailar sus cumbias.