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Xochicalco tiene uno de los observatorios astronómicos subterráneos más precisos de la época antigua.
Xochicalco es un sitio muy visitado porque ahí se encuentra la Pirámide de las Serpientes Emplumadas y el Gran Observatorio subterráneo. En la Pirámide hay un glifo que representa un eclipse total de Sol, ocurrido el 1 de mayo del año 664 d.C, que quizá motivó la construcción de la pirámide e incluso de la ciudad. Este glifo se repite en toda la Pirámide, lo que atestigua su importancia.
Ello implica que alguna ceremonia o tarea agrícola importante no se celebre en el día correcto. Nuestro propio calendario tuvo que ser ajustado hace 400 años, porque tenía tal error que la fecha de nacimiento de Jesucristo ya no coincidía con la real. Pero en el mundo prehispánico el calendario era muy importante, ya que dictaba la fortuna de la gente a partir del día en que habían nacido; especificaba la fecha en que ciertos rituales debían realizarse para mantener el equilibrio del universo; señalaba el momento más adecuado para sembrar y cosechar, e incluso buenas fechas para casarse o para iniciar una batalla: tenía que ser exacto.
Es por eso, que en Xochicalco se creó el Observatorio. Se trata de un túnel o “tiro” vertical excavado en la piedra hacia una “cueva” metros abajo, que permite rastrear la posición del sol y las estrellas. Ilumina totalmente la cueva los días 14 y 15 de mayo y se aprecia, con menor intensidad, del 19 de abril al 16 de agosto de cada año. Se cree que es más especial en esa fecha, porque el eclipse lunar, al ser cíclico, marcaba un día especial que sólo ocurriría en esa fecha. Permitiría corregir el error acumulado.
Esto es algo sorprendente porque sucedió hace más de 1,300 años. Pero más sorprendente todavía es que en la Pirámide de las Serpientes Emplumadas hay representaciones de personajes de otras regiones, algunas muy distantes, varias en plena competencia con Xochicalco y entre ellas, al grado de que se sitúan en posiciones defensivas como la cima de los cerros.
Además, se trata de uno de los observatorios astronómicos más llamativos y particulares del mundo antiguo, pues éste es subterráneo. Datos arqueológicos sustentan la hipótesis de que este centro urbano se conoció como Totolhuacalco, es decir, “el lugar donde atrapan aves” en náhuatl. Los pobladores de habla náhuatl, que exploraron el lugar ya deshabitado, nombraron a la extinta ciudad como Xochicalco, es decir, “en el lugar de la casa de las flores”, por sus múltiples adornos de flores a lo largo del sitio.
El observatorio prehispánico de Xochicalco consta de una caverna de origen natural, en la que se cree que se extrajo materia prima durante la construcción de la ciudad. Eventualmente, dicha caverna fue acondicionada como observatorio mediante un ducto de 8.95 metros de altura, lo que permitió el estudio del paso de astros en el cielo, como el Sol, la Luna, planetas y constelaciones.