Foto destacada: El Universal
El rock urbano ha sobrevivido generación tras generación siempre en el underground.
El rock urbano es el ‘patito feo’ del rock; surgido en la clandestinidad y, pareciera, destinado a quedarse ahí perpetuamente, escuchado por las nuevas generaciones y los curiosos que buscan un momento de divergencia. Es algo tan peculiar, que de hecho, hay una idea de ‘rock urbano’, para diferenciarlo de aquellos intérpretes que sí son true y tocan blues, hard rock, punk, folk, heavy y hasta alternativo.
El rock urbano estuvo escindido de las disqueras comerciales, y de los medios más comerciales, siendo algunos personajes los que se destacaban, a veces. Pero el urbano nunca han querido ser como Timbiriche, ni como Emanuel o Lucerito, pero tampoco como Fobia, Café Tacvba, Caifánes, ni Soda Estéreo, los que seguramente son como los primeros.
El también llamado rock nacional, que no es ese tipo de Rock en tu idioma, aunque sea también en el mismo idioma, suele ser un poco más explícito un poco menos poético y con metáforas relacionadas con la citadina marginal, en donde también se hay amor, discriminación, delincuencia, drogadicción, muerte, riñas colectivas, prostitución, pobreza y abandono…
Durante muchos años, Discos y Cintas Denver fueron los únicos interesados en firmar bandas de rock urbano. Dichas compañías se dedican a grabar, distribuir y hacer conciertos, con un catálogo de más de 400 discos en su haber con propuestas nuevas y underground del rock mexicano, así como de diversos géneros no tan difundidos comercialmente por empresas transnacionales en ese país.
Asimismo, desde los años 80, en la Ciudad de México sigue siendo un ritual tener un concierto por semana de las mismas bandas de Rock que han estado en los carteles. Hoy en día, algunas bandas llegan a los Estados Unidos para ser escuchados por inmigrantes mexicanos. El Ex-Balneario Olímpico de Pantitlán, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, y el norte de la CDMX, siguen siendo los mismos lugares que albergan a estas bandas, desde hace muchos años.
El Rock Urbano tiene unos orígenes humildes y marginales, siempre en conflicto con la opulencia del rock que no es urbano, o que es mainstream; siempre más cercano a la estética de los sonideros que del rock que hacía La Maldita Vecindad, Molotov o Los Jaguares. De hecho, el estilo de los carteles o afiches de estos conciertos, pegados con engrudo en postes y bardas en muchos sitios de la Ciudad de México, pocas veces son producto de un estudio.
Por supuesto, el rock urbano nunca será patrimonio cultural inmaterial de la ciudad, no ganará Grammys ni competirá para vender más discos que Maná o Luis Miguel. Y qué bueno que no deseen eso, y que siga siendo el ‘patito feo’ del rock, lleno de autenticidad barrial y con un sentido de identidad y subcultura propio. Porque, al final, el rock siempre se ha querido caracterizar por ser under, real y rebelde. Y el rock urbano, es el único que lo ha conseguido.