Punyabíes-mexicanos, la compleja mezcla cultural de indus y mexicanos en EU

Foto destacada: BBC Mundo Con información de Leire Ventas

Los punyabíes-mexicanos es una de esas grandes historias que surgen solo de vez en cuando.

 

Los Punyabíes son una población bastante compleja culturalmente, ya que comprende parte del norte del subcontinente indio y Pakistán, además de que comparten lenguaje con Irán y y fue una zona con muchos habitante que pertenecían al islam, al sijismo y el hinduismo; pero también había grupos creyentes del cristianismo, el jainismo, el zoroastrismo, el budismo y la ravidassia

Amelia Singh Netervala de 89 años, pertenece a esta comunidad punyabí pero vive en Phoenix, en Arizona. Y en una entrevista que le hizo el medio BBC Mundo, es posible conocer más sobre esta mujer punyabí y su relación con los mexicanos que vivían en Estados Unidos. Su padre, Jiwan Singh, era originario del sur de Asia y su madre, Rosa, era nacida en Chihuahua. Así que Amelia y sus cuatro hermanos iban a misa católica cada domingo y hacían una travesía anual de cinco horas para llegar a la gurdwara o templo sij de El Centro, un pueblo fronterizo en el valle Imperial de California.

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Esta familia era uno de los punjabíes-mexicanos, una comunidad étnicamente mixta que floreció en las primeras décadas del siglo pasado en las zonas agrarias del suroeste de Estados Unidos, sobre todo en California, como consecuencia de unas leyes racistas y unos improbables paralelismos culturales.

Los punjabíes llegaron entre finales del siglo XIX y principios del XX. Los punyabíes se adaptaron a la vida en las comunidades rurales y se establecieron en el valle Imperial de California, al este de San Diego, una zona fronteriza con México. Desde allí, algunos siguieron hasta Fresno, Arizona, Nuevo México, Utah o Texas. A pesar de sus múltiples habilidades, no siempre fueron recibidos con los brazos abiertos.

Muchos hombres llegaron de Indostán, el nombre histórico comprendía a las actuales India, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka, Maldivas, Bután y Nepal. Sus creencias iban en contra de los principios estadounidenses, además de que su vestimenta, la barba, el pelo largo y el turbante fueron desechados. Como otras minorías étnicas, las escuelas, restaurantes, hoteles, teatros y piscinas municipales estaban prohibidas para los punjabíes.

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Pero a pesar de las prohibiciones del matrimonio interracial de EU, legal hasta después de 1967,  estos primeros inmigrantes empezaron a intimar con estadounidenses de ascendencia mexicana o con mujeres que habían llegado de México a trabajar, como ellos, en el campo y en las granjas. Así se conocieron los padres de Amelia, en los suburbios de El Paso, municipio texano que colinda con Ciudad Juárez, en el estado mexicano de Chihuahua.

A pesar de eso, muchas parejas se unieron y tuvieron hijos, a pesar de que algunas mujeres mexicano-estadounidenses podían perder su ciudadanía por casarse con inmigrantes sin derecho a la naturalización, como lo eran los punjabíes. Las mujeres mexicanas dejaron de ir a Chihuahua por miedo a que no les fuera permitida la entrada al regreso. Sea como fuere, la comunidad punyabí-mexicana estaba muy unida gracias a sus lazos de sangre.

 

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Pero la mezcla de ambas culturas se hizo presente, se creó una gran y nueva comunidad de hombres punyabíes que bailaban música mexicana, que hablaban una mezcla de inglés, español y punyabí y con una gastronomía mixta: frijoles pintos y moong dal, un plato a base de lentejas amarillas. Curry con pollo con arroz, al estilo español indio con parathas, unos panes sin levadura típicos del norte de India de apariencia similar a las tortillas pero hechos con harina de trigo integral y un acabado frito. En Navidad y Año Nuevo se hacían “clásicos mexicanos”, como menudo y tamales y otros días filete con mac and cheese o quesadillas roti.

No obstante, y a pesar del rico mestizaje de las culturas, con las nuevas leyes para los migrantes en Estados Unidos, la independencia de la India, la creación de Pakistán, y Bangladesh; los nuevos inmigrantes procedentes de la región evitaron los matrimonios interraciales y se casaron entre ellos. Y a medida que las nuevas generaciones se iban asimilando en la sociedad estadounidense, aquella comunidad pionera fue cayendo en el olvido. Aquí puedes leer el artículo completo que hizo Leire Ventas para BBC Mundo.