INAH confirma hallazgos arqueológicos que apuntan a una civilización desconocida en Guerrero

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en México ha confirmado recientemente el hallazgo de un conjunto de objetos arqueológicos en la Cueva de Tlayócoc, ubicada en Carrizal de Bravo, en la sierra de Guerrero. Este descubrimiento, realizado en marzo de 2025, podría estar vinculado a la etnia extinta de los tlacotepehuas, también conocidos como tepuztecos, quienes habitaron la región entre los años 950 y 1521 d.C.​

Durante una exploración liderada por el guía local Adrián Beltrán Dimas y la espeleóloga rusa Yekaterina Katiya Pavlova, se descubrió una sala previamente inexplorada dentro de la cueva.

En este espacio se encontraron 14 objetos prehispánicos, entre ellos tres brazaletes de concha, uno de ellos decorado con motivos en forma de “S”, conocidos como xonecuilli, fragmentos de discos de piedra negra, similares a los espejos de pirita utilizados en rituales mesoamericanos.

También se encontró una concha de caracol gigante, posiblemente de la especie Triplofusus giganteus, así como un fragmento de pulsera de origen malacológico, objetos que fueron encontrados en asociación con estalagmitas que muestran evidencia de haber sido modificadas en época prehispánica para darles una forma más esférica, lo que sugiere un uso ritual del espacio.​

“Este hallazgo es de gran relevancia, ya que, con el estudio de la relación contextual de las piezas de la cueva, podremos interpretar nociones simbólicas, aspectos culturales, de manufactura y hasta de comercio, para caracterizar a las sociedades prehispánicas asentadas en la sierra de Guerrero”, afirma Miguel Pérez, arqueólogo del Centro INAH Guerrero.

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De acuerdo al instituto, la región donde se encuentra la Cueva de Tlayócoc fue habitada por los tlacotepehuas, una etnia extinta que, según fuentes históricas, era conocida por su trabajo en la metalurgia del “tepuzque”, una aleación de cobre. La cabecera de su señorío estaba en Tlacotepec. Los hallazgos en la cueva podrían proporcionar información valiosa sobre las prácticas rituales y la organización social de esta cultura poco documentada.​

Tras estos descubrimientos, el INAH ha iniciado una investigación formal para estudiar en profundidad estos hallazgos y su contexto arqueológico. Además, se implementará una campaña en la localidad para promover la concienciación y preservación del patrimonio biocultural, en colaboración con las autoridades ejidales y el comité de vigilancia local.​


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