Esta fue la comida que enamoró al papa Francisco en México; pidió tres para llevar

Durante su histórica visita a México en 2016, el papa Francisco no solo tocó el corazón de millones de fieles, sino que también se dejó conquistar por los sabores de la cocina mexicana.

Fue el chef Joe Ibarra, experto en gastronomía tradicional y de alta cocina, quien tuvo el honor de cocinar para el pontífice en la sede diplomática del Vaticano en México.

Según relató el propio Ibarra a Vice, el papa argentino quedó encantado con cada uno de los platillos servidos

Estaba muy satisfecho; es una persona cálida, humilde, con una cercanía auténtica hacia la gente. Para el postre servimos alfajores argentinos y se volvió loco, los amó por completo

 

Además, el papa Francisco se llevó consigo varias barras de pan integral artesanal mexicano, que también lo habían cautivado.

Un menú sin picante ni café

El chef diseñó un menú especial adaptado a las restricciones alimenticias del Sumo Pontífice, evitando ingredientes que pudieran irritar su sistema digestivo. “Nada picante, sin irritantes ni alimentos grasosos. Todas las frutas debían servirse sin semillas”, detalló.

Para el desayuno, Francisco recibía embutidos, quesos, fruta fresca, tostadas, pan dulce, mermelada, jugo de mandarina y té verde. Evitaba el café, pues lo consideraba demasiado fuerte para su estómago.

En almuerzos y cenas, el menú incluía arroz blanco al vapor, pasta corta con pesto, y platos tradicionales mexicanos reinterpretados, como pipián, huitlacoche y maíz. El agua era la única bebida que llevaba consigo desde el Vaticano, elegida por su bajo contenido en sodio.

Un legado que trasciende

El chef Joe Ibarra, quien también cocinó para el papa Benedicto XVI, recuerda esa experiencia como un honor y un aprendizaje. La humildad y cercanía de Francisco dejaron huella tanto en la cocina como en los corazones de quienes lo atendieron.

Este lunes, el Vaticano confirmó la muerte del papa Francisco a los 88 años, tan solo un día después de su última aparición pública durante la misa de Pascua. Su paso por México, y su amor por su gente y su comida, quedan ya como parte de su legado más humano.


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