Creyeron que era basura y resultaron ser artefactos culturales de hace 500 años

En Guerrero, un grupo de personas encontraron 14 artefactos culturales de hace 500 años; un hallazgo histórico que poco después el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) también compartiría.

Lo increíble es que originalmente, quienes realizaron el descubrimiento pensaron que se trataba de basura, y no tomaron en cuenta “la cápsula del tiempo” que habían encontrado.

¿Cuál fue el tesoro cultural hallado en Guerrero?

En septiembre de 2023Adrián Beltrán Dimas, un guía local del pueblo de Carrizal de Bravo, en la sierra de Guerrero, decidió explorar una cueva cercana conocida como Tlayócoc; su acompañante fue Yekaterina Katiya Pavlova, una espeleóloga rusa. Ambos llegaron hasta una zona poco accesible dentro de la cueva. Ahí hallaron los 14 artefactos culturales de hace 500 años. Entre ellos había brazaletes de concha, un caracol gigante y discos de piedra.

Al principio, fue Katiya pensó que se trataba de basura, pero al inspeccionar mejor, se dieron cuenta de que estaban ante un descubrimiento arqueológico significativo.

Parte de los 14 objetos culturales de hace 500 años. Foto: Miguel Pérez/INAH
 
Disco de piedra similar a espejos de pirita. Foto: Miguel Pérez/INAH

Un tesoro escondido durante siglos

Los objetos encontrados incluían tres brazaletes de concha marina, un caracol decorado de la especie Strombus sp., discos de piedra completos y fragmentados, y un trozo de madera carbonizada. También se hallaron muestras de sedimento que podrían revelar más información en estudios posteriores.

 
 
Así luce por dentro la cueva de Tlayócoc. Foto: Guillermina Valente/INAH

Inmediatamente, los exploradores decidieron no tocar demasiado el área por temor a dañar otros objetos enterrados. Así que contactaron al Instituto Nacional de Antropología e Historia para registrar el hallazgo formalmente.

De este modo, el 14 de marzo de 2025, arqueólogos del Centro INAH Guerrero, junto con una historiadora-espeleóloga de la Universidad Autónoma de Guerrero, viajaron al lugar. Llegar a Carrizal de Bravo no fue sencillo: el trayecto incluye caminos complicados y el riesgo de encontrar fauna salvaje, como pumas o serpientes.

[TE PODRÍA INTERESAR: Impactantes imágenes: Submarino de hace más de 100 años es hallado casi intacto]

Una vez en la cueva, el equipo se dividió; mientras unos se dedicaban a documentar cuidadosamente los objetos, otros ingresaron al sitio con la ayuda de Adrián Beltrán. Uno de los arqueólogos relató que la cueva tiene partes donde hay que escalar, sumergirse y atravesar espacios estrechos.

El descubrimiento podría tener un vínculo con Quetzalcóatl y rituales de fertilidad

Durante la inspección de los 14 artefactos culturales de hace 500 años, los especialistas notaron símbolos tallados en los brazaletes, incluyendo el “xonecuilli”, un símbolo en forma de “s” asociado con el planeta Venus. Este detalle, junto con la presencia de conchas marinas y la disposición de los objetos, sugiere una conexión con rituales relacionados con la fertilidad, los astros y deidades, como Quetzalcóatl.

El símbolo en forma de “S” conocido como xonecuilli. Foto: Miguel Pérez/INAH

En las culturas prehispánicas, las cuevas eran consideradas como lugares sagrados, puertas al inframundo o al “útero de la Tierra”. Según la mitología, Quetzalcóatl trajo del inframundo el maíz y los huesos con los que se formó la humanidad. Por eso, los investigadores creen que en esta cueva pudieron realizarse ceremonias importantes ligadas al ciclo de la vida.

¿A qué cultura podrían pertenecer los objetos hallados?

Los arqueólogos estiman que los objetos fueron colocados en la cueva entre los años 950 y 1521 d.C., en el periodo Posclásico. Todo apunta a que pertenecieron a la cultura tlacotepehua, una rama de los tepuztecas, quienes habitaban esta parte de la sierra y trabajaban los metales.

Desafortunadamente, esta cultura fue desapareciendo en los primeros años del periodo virreinal, cuando los españoles empezaron a repoblar la zona con grupos nahuas traídos de lugares como Tlatelolco y Xochimilco para trabajar en las minas de oro y plata.

¿Una cueva que guarda secretos milenarios?

La cueva de Tlayócoc mide 251.86 metros de longitud y presenta varias formaciones geológicas como estalactitas y estalagmitas. Según Katiya Pavlova, el clima interior estable de la cueva permitió la conservación de los objetos durante siglos.

Este tipo de cueva se forma por la disolución de la piedra caliza a causa del agua de lluvia. Aunque ha pasado mucho tiempo, su aspecto no ha cambiado demasiado, lo que hace aún más sorprendente la conservación del hallazgo.

La importancia de la comunidad en la protección del patrimonio

Importante descubrimiento en Guerrero. Foto: Guillermina Valente/INAH

Después del hallazgo, el INAH trabajó con las autoridades locales y los habitantes de Carrizal de Bravo para sensibilizarlos sobre la importancia de cuidar estos tesoros. A través de reuniones y asambleas, explicaron que estos objetos no solo son piezas antiguas, sino parte de la historia e identidad del pueblo.

El arqueólogo Miguel Pérez Negrete destacó que contar con el apoyo de la comunidad es vital para evitar saqueos y proteger el patrimonio cultural. Gracias a este trabajo conjunto, se espera que Carrizal de Bravo no solo conserve este legado, sino que también se convierta en un ejemplo de cómo una comunidad puede ser la mejor guardiana de su historia.


Comments

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *