El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, presentó ante la Comisión Permanente una iniciativa para prohibir la venta de bebidas energéticas a menores de 18 años de edad.
La iniciativa define en la Ley General de Salud a las bebidas energéticas como aquellas no alcohólicas que contengan en su composición ingredientes como cafeína, taurina, glucuronolactona, guaraná, ginseng, vitaminas del grupo B u otros ingredientes estimulantes que tienen como objetivo incrementar el nivel de alerta, concentración o energía física o mental.
Adiciona el artículo 216 para prohibir su venta, distribución o suministro a menores de 18 años en establecimientos comerciales o a través de cualquier otro canal de distribución o promoción y establece que el incumplimiento de este ordenamiento se sancionará con multas de hasta dos mil veces la Unidad de Medida y Actualización.
De acuerdo con la exposición de motivos, las bebidas energizantes se han consolidado como productos de consumo masivo, especialmente entre jóvenes, debido a sus propiedades estimulantes.
Bebidas energéticas no son tan inofensivas
La propuesta advierte que de acuerdo con un informe de la Agencia Francesa de Seguridad y Salud Alimentaria, Medioambiental y Profesional, estas bebidas no son tan inofensivas como parecen, ya que sus efectos dañinos abarcan la totalidad de los sistemas del cuerpo humano, sobre el sistema cardiovascular, el neurológico y y el psicológico.
Llama la atención la variedad de padecimientos que son atribuibles al consumo de bebidas energéticas, entre los que pueden presentarse desde náusea y vómito hasta infartos y muerte con mayor probabilidad cuando se combinan con alcohol o con actividad física en condiciones de alta temperatura”, señala.
¿Por qué buscan prohibir las bebidas energéticas a menores?
En la iniciativa se sostiene que el consumo constante de bebidas energizantes puede traer consigo grandes consecuencias para la salud, sobre todo cuando son consumidas por niñas, niños y adolescentes, sobre todo en materia de salud mental, física y emocional, por tratarse de personas que se encuentran en crecimiento y desarrollo, además de que son más susceptibles a los efectos de la cafeína y los aditivos que contienen.
Según el texto, a pesar de los riesgos a la salud de estos productos, su consumo se ve incentivado por estrategias de mercado dirigidas deliberadamente a este sector, de ahí la necesidad de adoptar un enfoque preventivo desde la legislación.

