La posición entre la Tierra y la Luna hace que los días 9 de julio, 22 de julio y 5 de agosto sean más cortos de lo habitual.
En el día a día, hay algo que solemos dar por hecho y es que que un día dura exactamente 24 horas. Dormimos, despertamos, trabajamos, comemos, disfrutamos, sufrimos y volvemos a empezar, todo en este lapso. Sin embargo, esta “certeza”, podría estar en entredicho. Durante las próximas semanas, la rotación de la Tierra se acelerará sutilmente, provocando que algunos días sean un tanto más breves de lo habitual.
Las fechas clave de este fenómeno son el 9 y 22 de julio, y el 5 de agosto de 2025. En esos días, nuestro planeta girará tan velozmente sobre su eje que cada jornada será entre 1.3 y 1.51 milisegundos más corta. Aunque pueda parecer insignificante —menos tiempo del que tarda un parpadeo—, este ajuste es suficiente para recordarnos que habitamos una esfera viva, compleja y sujeta a fuerzas que van mucho más allá de nuestra rutina.
¿Por qué ocurre este fenómeno?
Este inesperado fenómeno terrestre tiene que ver con la danza gravitacional entre la Tierra y la Luna. En esas fechas, nuestro satélite se encontrará más alejado del ecuador, lo que afectará el equilibrio de fuerzas que regulan el giro planetario.
Pero esta no es la primera vez que la rotación terrestre se sale del guion. En 2020, por ejemplo, se detectó que el planeta giró más rápido que en cualquier otro momento desde que comenzaron los registros en los años 70. Más recientemente, el 5 de julio de 2024, se vivió el día más corto registrado hasta ahora: 1.66 milisegundos por debajo del estándar de 24 horas, según datos de timeanddate.com.
Lo curioso es que, a largo plazo, la tendencia histórica es la contraria. Hace mil o dos mil millones de años, un día terrestre duraba apenas 19 horas. La razón: la Luna estaba más cerca y ejercía una atracción gravitacional más fuerte, acelerando el giro del planeta. Con el paso de los milenios, a medida que la Luna se aleja, los días se han ido alargando… aunque con altibajos.
Además, hay otros factores que influyen en este delicado reloj cósmico. Por ejemplo, investigadores de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, (NASA) han demostrado que el derretimiento del hielo y la redistribución de aguas subterráneas, impulsados por el cambio climático, han alargado nuestros días en 1.33 milisegundos por siglo, tan solo entre los años 2000 y 2018. También los terremotos, como el devastador sismo de Japón en 2011, pueden modificar la duración del día, aunque en ese caso fue hacia el otro extremo al acortarlo en 1.8 microsegundos.
Incluso el cambio de estaciones hace lo suyo, pues con el cambio de clima, la rotación se ajusta con la expansión y contracción de las capas externas. Así que la próxima vez que sientas que el día se fue volando, puede que no sea solo una percepción. Tal vez, literalmente, se te escapó un par de milisegundos de las manos.

