Hay momentos en los que el arte, la ciencia y la ecología se encuentran y se potencian. Pulsar es uno de ellos.
La exposición, que abrió sus puertas el 17 de mayo en el Museo Universitario de Ciencias y Arte (MUCA), propone una experiencia sensorial y reflexiva a través de paisajes sonoros y visuales que revelan las conexiones profundas —y muchas veces imperceptibles— entre especies, frecuencias y realidades coexistentes.
Bajo la curaduría de Elisa Gutiérrez Eriksen, Pulsar reúne a artistas que trabajan en la intersección entre tecnologías, lenguajes y formas de vida: Tania Candiani, Lorena Mal, Gilberto Esparza, Marcela Armas e Interspecifics. Cada pieza es una invitación a sintonizar con otras temporalidades, a percibir lo que usualmente escapa a nuestros sentidos, a imaginar futuros posibles desde una escucha activa y abierta.

La muestra incluye además Projected Ecologies, una colaboración con la galería neoyorquina Lydian Stater, donde artistas de distintas latitudes exploran, mediante el video, las dimensiones emocionales, especulativas y familiares del cambio climático.
Más allá de la exhibición, Pulsar ofrece un programa público con talleres, proyecciones, conciertos y espacios de diálogo interdisciplinario, en colaboración con el Programa de Cambio Climático de la UNAM.
Hasta el 6 de septiembre, el Museo Universitario de Ciencias y Arte (MUCA) de la UNAM alberga Pulsar, una exposición colectiva que además de otras 14 piezas seleccionadas mediante una convocatoria internacional en colaboración con Lydian Stater— Pulsar propone un cruce entre arte, ciencia, tecnología y espiritualidad. A través de pulsos, frecuencias y vibraciones, la muestra invita a sintonizar con realidades más que humanas y a repensar nuestras relaciones con el entorno desde una red de interdependencia afectiva y crítica.

“Muchas mujeres han sido mis maestras en esta escritura”: Mónica Nepote “El sonido no solo es la primera forma de percepción que desarrollamos como humanos, es también el sentido que más profundamente nos conecta con el entorno, incluso desde el útero”, afirma Elisa Gutiérrez Eriksen (curadora mexicana residida en Nueva York), quien pensó Pulsar como un entramado donde el pulso —desde sus múltiples acepciones físicas, ecológicas y simbólicas— articula el recorrido.
Para Elisa, esta exposición busca reconectar con lo vivo a través de una escucha expandida que pone en diálogo lo visible, lo sonoro y lo táctil desde la vibración. Un ejemplo contundente de esta premisa es Waterbirds. Migratory Sound Flow (2022), instalación de Tania Candiani que conjuga arqueología sonora, cerámica prehispánica, datos biológicos y estructuras orgánicas para construir un río suspendido de ramas y ocarinas que respiran con el canto de aves.
Concebida originalmente para la edición 23 de la Bienal de Sídney y adaptada ahora a la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, la pieza incorpora grabaciones de campo del Museo de Zoología de la Facultad de Ciencias de la UNAM, que fueron integradas mediante una programación algorítmica creada por el colectivo Interspecifics.
Estas vibraciones activan las ocarinas de barro diseñadas por el ceramista Gilberto Chávez (Taller Marakame), generando una partitura viva donde naturaleza, tecnología y memoria convergen en un canto interespecies.
Esta exposición es también fruto de una serie de colaboraciones entre artistas, científicos, intérpretes y comunidades universitarias. En su realización, contó con la producción ejecutiva de IRANIXE Gestión Cultural AC, cuya labor ha permitido articular esta experiencia sensible e inter-especie.

Entrada libre.
Abierto de martes a sábado de 10:00 a 18:00 hrs.
MUCA, UNAM
Circuito Interior Universitario s/n
Coyoacán, Cd. Universitaria, 04510
Ciudad de México

