Julia Abdala Lemus en entrevista; aclara su trayectoria empresarial ante señalamientos políticos

La empresaria Julia Abdala Lemus rompió el silencio para aclarar públicamente los señalamientos difundidos por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) y retomados por Reforma.

En entrevista radiofónica y en declaraciones posteriores recogidas por El Financiero, Julia Abdala explicó con detalle el origen lícito de las transferencias bancarias que se han querido relacionar con el exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y defendió su independencia como mujer y empresaria.

Una compraventa legítima

De acuerdo con la investigación de MCCI, Julia Abdala habría recibido 4.5 millones de dólares entre 2012 y 2017 de la familia Weinberg, señalada en Estados Unidos por vínculos con García Luna. Ella respondió que esos depósitos corresponden exclusivamente a la venta de un inmueble en Polanco, un edificio que funcionaba como hotel boutique.

La operación quedó asentada en la escritura pública número 5926, el 1 de mayo de 2012, cuando Bartlett aún no ocupaba cargos públicos y por lo tanto no era persona políticamente expuesta. El pago fue pactado en plazos a lo largo de cinco años, con el último depósito registrado en 2017.

“Fue una operación comercial lícita, registrada y transparente. Todo corresponde al valor comercial del inmueble”, subrayó Abdala.

El origen del proyecto hotelero

La empresaria relató que compró el edificio varios años antes, lo remodeló y abrió un pequeño hotel con 14 suites. Sin embargo, tras un incidente de inseguridad en el que un huésped armado se negó a pagar, decidió cerrar el negocio y poner el inmueble en venta.

“Me asusté y preferí cerrar. Después lo vendí a la familia Weinberg y ellos lo pagaron con recursos de sus empresas. Esa es toda la historia”, recordó.

Con la venta, Abdala reinvirtió los recursos en otros proyectos, destacando que su trayectoria empresarial no tiene relación alguna con la política.

Sin vínculos con García Luna

Uno de los puntos que más enfatizó fue la ausencia total de nexos con Genaro García Luna. “Jamás he tenido trato con él, lo conozco solo por lo que veía en televisión”, afirmó con firmeza.

En cuanto a la familia Weinberg, explicó que la transacción se realizó de manera empresarial y destacó su amistad personal de más de 40 años con Silvia Pinto de Weinberg, a quien describió como una amiga entrañable, independiente de cualquier controversia judicial.

Claridad financiera

Durante la entrevista, Abdala fue tajante al señalar que no ha tenido cuentas congeladas ni ha recibido notificaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) en México, ni de autoridades estadounidenses.

Las cuentas en el extranjero que fueron mencionadas en algunos reportajes, explicó, existieron como parte de operaciones comerciales internacionales, pero actualmente están cerradas. “Todas las transferencias que recibí son de origen lícito. No hay nada irregular”, enfatizó.

Misoginia y trasfondo político

Abdala también reflexionó sobre el tratamiento mediático de su caso. Aseguró que los reportajes tienen un claro trasfondo político y que el objetivo principal es dañar a su pareja, Manuel Bartlett. Criticó la forma en que algunos medios usaron fotografías y titulares para asociarla a ella y a Bartlett con García Luna, sin pruebas ni sustento.

“Es un acto de misoginia pensar que una mujer no puede ser empresaria y tener éxito sin depender de un hombre. Con Manuel tengo una relación personal de más de 26 años, pero jamás hemos compartido negocios ni proyectos económicos”, declaró a El Financiero.

Agregó que si no fuera pareja de Bartlett, probablemente nadie pondría bajo sospecha una compraventa de inmueble realizada en condiciones totalmente legales. “Yo soy Julia Abdala, no soy Bartlett. Pretender arrastrar a los hijos de Manuel o a mi nombre en un montaje político es injusto y dañino”, apuntó.

Falta de rigor en la investigación

La empresaria también cuestionó los métodos de MCCI. Recordó que el reportero de la organización acudió por primera vez a su oficina un viernes por la tarde, apenas días antes de publicar el reportaje. “No hubo un interés real en conocer mi versión. Yo no tengo obligación de contestar a periodistas que llegan sin aviso; solo respondería a una autoridad legal”, comentó.

Esta falta de equilibrio, afirmó, evidencia que el objetivo de la publicación era generar un impacto mediático y político, más que esclarecer hechos.

Reivindicación personal

Más allá de la coyuntura, Julia Abdala aprovechó el espacio para enviar un mensaje contundente: las mujeres tienen derecho a ser reconocidas como individuos autónomos, capaces de construir sus propias trayectorias.

“Jamás he dependido de un hombre. Prefiero que la gente entienda que una mujer puede ser ella misma, con sus propias decisiones y logros”, concluyó.