El talento de San Luis Potosí brilló en Guadalajara durante el Miss Universo México 2025, cuando Fernando Ortiz, diseñador huasteco originario de Tampacán, se llevó el galardón a Mejor Traje Típico. Su creación, bautizada “Xochiquetzal”, evocó la deidad mexica de la belleza, el amor y las flores, combinando tradición, simbolismo y elegancia en una pieza que capturó la atención del jurado y del público.
La representante de Nayarit, Ana Ramírez, fue quien presentó la obra de Ortiz, que fusionó elementos de la cultura huasteca con símbolos del Sol eterno, Tonatiuh. El resultado fue un equilibrio perfecto entre fuerza, delicadeza y raíces culturales, mostrando que la moda puede ser un vehículo de identidad y orgullo regional.
Fernando Ortiz, que ha desarrollado gran parte de su carrera en Monterrey, explicó que “Xochiquetzal” es fruto de años de trabajo, disciplina y amor por la identidad mexicana. Cada detalle artesanal, los colores y las texturas reflejan la riqueza de su tierra natal, demostrando que la tradición puede dialogar con la modernidad sin perder autenticidad.
El impacto de este logro para los potosinos es significativo: no solo visibiliza el talento local en un escenario nacional e internacional, sino que inspira a jóvenes creativos de la región a perseguir sus sueños y valorar sus raíces. Ortiz demuestra que la cultura y la identidad de San Luis Potosí pueden brillar en la moda global.
La semilla del diseño
Desde niño, Fernando jugaba con telas y cartón en su natal San Luis Potosí, sin saber que esos juegos serían el inicio de un destino creativo. “Siempre fui con la idea de crear cosas. Desde los 11 años ya me imaginaba texturas y combinaciones en tela, aunque no sabía ni que existiera una carrera en diseño”, recuerda.
La curiosidad se convirtió en pasión y, aunque primero inició estudios en administración de empresas, pronto entendió que su lugar estaba en el diseño de moda. En Monterrey tomó cursos especializados, trabajó con modistas y dedicó largas horas frente a un maniquí lo ayudaron a perfeccionar su técnica.
“Empecé comprando un maniquí y haciendo figurines, pero luego entendí que necesitaba aprender costura para que mis ideas se plasmaran exactamente como las imaginaba”,
explica. Esa decisión lo llevó a dominar cada puntada y cada corte, construyendo la disciplina que hoy lo distingue.
Un traje que cuenta una historia
Su diseño ganador en Miss Universo México es un homenaje a Xochiquétzal, la diosa mexica de la belleza, el amor y las flores.
Fernando quiso ir más allá del espectáculo, buscó crear un relato visual en el que dialogaran la riqueza huasteca y los símbolos ancestrales.
El resultado fue un traje monumental, lleno de detalles minuciosos, colibríes que parecían alzar el vuelo gracias a un ingenioso sistema de mecanismos; bordados que dibujaban la delicadeza de la naturaleza; plumas que evocaban los antiguos tocados mexicas; y una pedrería que, bajo la luz, transformaba cada movimiento en un destello.
“El traje tenía que ser un arte, pero también vestible. Quería que la gente percibiera el amor y esfuerzo puestos en cada detalle”, confiesa.
Durante más de siete meses trabajó en solitario, entre pruebas de materiales, largas jornadas de bordado y ajustes que parecían no terminar. Cada elemento fue hecho a mano, con una paciencia que refleja no solo su técnica, sino también su respeto por el oficio.
El camino antes del triunfo
El año anterior, Fernando ya había intentado conquistar el certamen con un traje inspirado en el ajolote, aunque no resultó vencedor, aquella experiencia fue clave, ya que le permitió pulir su estilo, aprender de otros diseñadores y, sobre todo, entender que la moda también es un proceso de resiliencia.
Este 2025, con una visión más global y una narrativa más universal, logró lo que parecía lejano, conquistar al jurado y captar la atención del público.
Para él, los certámenes de belleza no son simples concursos, son plataformas que ponen a México en los ojos del mundo. “Mi objetivo es contar una historia con cada prenda. Que más allá de la belleza, la gente pueda conectar con la cultura, la tradición y el mensaje que transmito”.
La moda como identidad
La propuesta de Ortiz dialoga con un momento clave de la moda mexicana, una generación de jóvenes diseñadores está recuperando símbolos, bordados y técnicas tradicionales para proyectarlas hacia la pasarela internacional. En ese mapa creativo, Fernando se posiciona como un puente entre el pasado y el presente.
Su triunfo llega justo cuando Miss Universo, más que un certamen de belleza, se ha convertido en un escaparate cultural; y su próxima parada será Tailandia, donde representará a México en la competencia mundial. “Estoy emocionado de poder llevar mi trabajo a un escenario internacional. Es la posibilidad de mostrar no solo mi creatividad, sino también la identidad cultural de México”, asegura.
Ahora, Fernando Ortíz acompañará a Fátima Bosch, representante mexicana en Miss Universo y él será el encargado de vestirla con el traje típico con el que concursará.
Además el joven habló de las nuevas adecuaciones que tendrá el traje para el certamen internacional y aunque dijo que era una sorpresa, adelantó que trabajará de la mano de Bosch para tener una prenda en óptimas condiciones para el concurso.
Una lección para los nuevos talentos
La historia de Fernando también es un mensaje para los jóvenes diseñadores que buscan abrirse camino. Constancia, pasión y autenticidad son las palabras que repite como mantra. “Crean en ustedes mismos, en su visión y en lo que quieren mostrar. La moda es global, pero siempre hay espacio para ser fiel a tu identidad”.
Orgullo desde San Luis Potosí
Desde un cuarto en San Luis donde jugaba a transformar telas con cartón, hasta las luces de un escenario nacional, Fernando Ortiz ha recorrido un camino de disciplina y sueños cumplidos.
Hoy, con un traje que fusiona la tradición huasteca y los símbolos mexicas, está listo para mostrarle al mundo que la moda mexicana es mucho más que tendencia, es identidad, es arte y es orgullo.
En su historia se entretejen la perseverancia, la pasión y la memoria cultural de un país que, a través de la moda, encuentra nuevas formas de contar quién es.
En un mensaje emotivo en sus redes sociales, el diseñador recordó sus comienzos en los naranjales de Tampacán, jugando a diseñar vestidos y soñando con la moda. También reconoció los desafíos que enfrentó, desde críticas hasta puertas cerradas, que finalmente lo condujeron a este triunfo histórico. “Hoy no solo soy Fernando Ortiz, soy México”, expresó, reafirmando su compromiso con la moda nacional.
Con este reconocimiento, Fernando Ortiz se suma a la lista de talentos potosinos que trascienden fronteras, llevando la identidad de su tierra natal a certámenes internacionales. Ya trabaja en nuevos proyectos con los que busca seguir dejando huella y mostrando que el arte, la cultura y la creatividad potosina tienen un lugar destacado en el mundo.

