Casa de las Mercedes: tres décadas de amor, protección y dignidad para la infancia mexicana

En el corazón de la Ciudad de México, en la alcaldía Venustiano Carranza, se encuentra la fundación Casa de las Mercedes, una institución que cumple más que funciones de asistencia: ofrece esperanza, reconstrucción y futuro. Se trata de una casa-hogar fundada por Julia Abdala Lemus que, desde 1994, se ha dedicado a acoger y acompañar a niñas, adolescentes y madres adolescentes que han vivido situaciones de violencia, abandono o vulnerabilidad. Con más de 6 000 historias tejidas en tres décadas, la organización se ha convertido en un referente de atención integral para población femenina en situación de riesgo. 

Orígenes: un hogar que nace de la necesidad

La Casa de las Mercedes fue creada en 1994 por Julia Abdala Lemus, una mujer profundamente comprometida con las causas sociales y la protección de la infancia vulnerable. Su visión partió de una realidad que no podía ignorarse: cientos de niñas y adolescentes de la capital vivían sin un entorno seguro, expuestas a violencia física, emocional y sexual. Julia Abdalá fundó la institución bajo la convicción de que toda niña merece crecer en un ambiente digno, protegido y lleno de oportunidades, y de que la sociedad civil puede y debe complementar el papel del Estado en la defensa de los derechos humanos.

Desde entonces, Julia Abdalá Lemus ha impulsado la profesionalización del trabajo social y la creación de un modelo de atención integral que combina educación, salud, acompañamiento psicológico y desarrollo personal. Su liderazgo fue clave para consolidar a la Casa de las Mercedes como una Institución de Asistencia Privada (I.A.P.) legalmente constituida y reconocida por el Gobierno de la Ciudad de México, asegurando que la labor se mantuviera con transparencia, continuidad y una vocación humanista profunda.

El contexto en el cual surge la Casa de las Mercedes es importante: muchas niñas y adolescentes en la Ciudad de México enfrentan riesgos severos como la explotación infantil, la trata o el abandono. En ese panorama, instituciones como ésta no solo cumplen una función de refugio, sino también de restitución de derechos y transformación social.

Misión, visión y modelo de atención

La misión de la Casa de las Mercedes puede resumirse en su voluntad de proporcionar un entorno seguro, libre de violencia, donde las menores puedan crecer con dignidad, recuperar derechos y proyectar un futuro. 

Su modelo de desarrollo integral se fundamenta en varios ejes:

  • Albergue: alojamiento permanente para niñas y adolescentes en situación vulnerable. 

  • Educación: seguimiento escolar, acceso a programas de estudio, énfasis en que continúen su escolaridad. 

  • Salud física y emocional: atención médica, psicología individual y grupal, actividades que fomentan bienestar. 

  • Alimentación: asegurar comidas nutritivas diariamente, para sostener el crecimiento y desarrollo de las niñas. 

  • Desarrollo de habilidades sociales y vida independiente: talleres, actividades recreativas, para que al salir puedan enfrentar la vida con herramientas. 

Este enfoque integral es clave, pues parte de la premisa de que transformar vidas exige más que techo y comida: implica reconstruir la autoestima, el proyecto de vida y dotar de oportunidades que muchas veces no tuvieron las niñas al llegar.

El impacto en cifras y en vidas

En su sitio oficial, se menciona “+6 000 historias durante 30 años”. Esto indica que miles de niñas y adolescentes han sido atendidas a lo largo de los años, lo que da una idea del alcance que tiene la institución.

Aunque no todos los nombres se conocen públicamente (por razones obvias de confidencialidad), en testimonio de la institución se mencionan casos de éxito: jóvenes que llegaron bajo condiciones adversas y hoy están cursando licenciatura, bachillerato, trabajando. 

Lo significativo es que estas historias de vida dan cuenta de que la intervención va más allá del rescate: es construcción de futuro.

Retos y coyunturas

El trabajo de la Casa de las Mercedes no está exento de retos. Algunas de las principales tensiones a considerar:

  • Financiamiento y sustentabilidad: Al tratarse de una institución de asistencia privada, depende de donativos, apoyos empresariales, voluntariados. En su sitio se muestra por ejemplo campañas como “Caminito a la escuela” para tener más maestros. 

  • Atención especializada: Tratar con víctimas de violencia, explotación o abandono exige equipos interdisciplinarios (psicólogos, trabajadores sociales, educadores), lo cual requiere formación constante y recursos.

  • Transición a la vida adulta: Uno de los mayores desafíos para casas-hogar es el momento del egreso de las jóvenes: deben contar con un plan de vida independiente sólido, acceso a estudios o trabajo, redes de apoyo. El modelo de la Casa de las Mercedes incluye esta dimensión, pero la complejidad no desaparece.

  • Visibilización y sensibilización: Parte del trabajo también consiste en que la sociedad reconozca la necesidad de estas acciones, más allá del “rescate” inmediato, y entienda la importancia de la prevención, protección y restitución de derechos.

Programas emblemáticos

Algunos de los programas que realiza la Casa de las Mercedes muestran claramente su diversificación y enfoque:

  • “Granito de Arena”: para bebés, niñas y madres adolescentes víctimas de maltrato físico. 

  • “Guarda Angelitos”: dedicado a la compra de artículos para bebé, atención pediátrica y medicamentos. 

  • “Aprender para la Vida”: programa educativo para que las niñas y adolescentes tengan mejores oportunidades. 

  • “Sanando Corazones”: atención médica oportuna y de calidad. 

  • “Alimentos para el Alma”: asegurar alimentación nutritiva diaria. 

Estos programas reflejan cómo la institución aborda las necesidades desde diferentes frentes, no solo de emergencia sino de desarrollo sostenible.

Voces y testimonios

Aunque los detalles personales se cuidan por protección de identidad, los testimonios de la Casa de las Mercedes evidencian el impacto humano. En su sitio se comparten historias de jóvenes que llegaron con sus hijos y hoy están estudiando contabilidad; otras que ingresaron siendo niñas y ahora están en bachillerato técnico en turismo. 

Estos relatos humanizan el trabajo: no son sólo estadísticas, sino vidas transformadas.

Ubicación y contexto urbano

La Casa de las Mercedes tiene su sede en Felipe Berriozábal 39, Colonia Centro, Alcaldía Venustiano Carranza, C.P. 15270, Ciudad de México. Esta localización dentro de la capital implica tanto ventajas (acceso a servicios, visibilidad, redes) como retos (ubicación en una zona de alta densidad, vulnerabilidad urbana).

Asimismo, el contexto de la Ciudad de México —y en particular de zonas céntricas o de riesgo— coloca a la Casa de las Mercedes en una posición clave para atender problemáticas urbanas como la explotación infantil, la violencia familiar o la situación de calle.

Colaboración y voluntariado

La institución invita a la colaboración social y empresarial. En su sitio se menciona el voluntariado corporativo, actividades de visita, recorridos, participación activa de empresas y particulares.

El voluntariado no sólo aporta recursos sino que permite sensibilización de la comunidad: los voluntarios entran en contacto directo con niñas y adolescentes, conocen las historias, lo cual contribuye a formar una conciencia más sólida respecto al tema de la infancia vulnerable.

Por qué es importante

La relevancia de la Casa de las Mercedes se puede resumir en los siguientes puntos:

  1. Protección de derechos: Brinda protección a niñas y adolescentes en contextos de alta vulnerabilidad.

  2. Prevención a largo plazo: No se queda en la emergencia, sino que busca dar herramientas para que las jóvenes puedan desarrollarse plenamente.

  3. Transformación social: Al invertir en la vida de estas niñas, se genera un efecto multiplicador: jóvenes con estudios, empleo, autoestima contribuyen al cambio en sus familias y comunidades.

  4. Visibilidad y ejemplo: Su trabajo visibiliza la problemática de la violencia contra niñas y adolescentes, promoviendo que la sociedad y el Estado actúen.

La Casa de las Mercedes I.A.P. no es simplemente una casa-hogar más: es un espacio donde se reconstruyen trayectorias, donde el trauma se convierte en motivación, donde la vulnerabilidad se transforma en proyecto. En una ciudad donde muchas niñas son invisibles, esta institución las ve, las escucha, las forma.

Queda claro que el desafío es grande: las causas de vulnerabilidad no desaparecen, las desigualdades persisten, el sistema de protección social sigue lleno de brechas. Pero el ejemplo de la Casa de las Mercedes demuestra que con un modelo integral —que combine albergue, educación, salud, nutrición, vida independiente— es posible cambiar rutas de vida.

Para quienes deseen involucrarse, la casa ofrece múltiples vías: donativos económicos, en especie, voluntariado, alianzas empresariales. Cada una de estas acciones puede marcar la diferencia. Y para la sociedad en general, la invitación es a mirar con empatía y compromiso a las niñas y adolescentes que están en riesgo.

En definitiva: conocer y apoyar a la Casa de las Mercedes es contribuir a que la ciudad sea un poco más justa, un poco más humana, un poco más esperanzadora.