En una ciudad donde los trayectos pueden sentirse interminables y las pendientes parecen separar mundos, la movilidad aérea se ha convertido en un nuevo horizonte. El Cablebús, que comenzó como un experimento para conectar zonas altas con el resto de la metrópoli, hoy se consolida como una pieza estratégica en la reconfiguración urbana: una forma de abrir caminos donde antes solo había barrancas, curvas angostas o traslados de más de una hora. Las nuevas líneas propuestas reflejan una idea simple pero poderosa: llevar a los habitantes hacia lo que necesitan sin que la topografía sea un obstáculo.
Un transporte sobre las azoteas de la ciudad
Durante su comparecencia ante el Congreso capitalino, las autoridades de movilidad presentaron los detalles de dos nuevas líneas del Cablebús que buscan conectar zonas periféricas con sistemas de transporte fundamentales. El proyecto responde a un objetivo claro: facilitar el acceso desde las partes altas de la ciudad hacia los grandes ejes de movilidad, reducir tiempos de traslado y favorecer un tránsito más limpio mediante energía eléctrica. Más que una obra de infraestructura, se perfila como una herramienta de equidad urbana.
Cablebús hacia Xochimilco: de la montaña al riel
Una de las nuevas rutas comenzará en las zonas altas de Xochimilco, conectadas con Milpa Alta, para descender hasta la estación Francisco Goitia, puerta de entrada al Tren Ligero. Para los habitantes de estas áreas montañosas, la posibilidad de bajar en minutos y enlazar con un sistema ferroviario representa una mejora tangible en su rutina diaria. Además, se contempla una extensión adicional —una “antena”— que podría adentrarse más en Milpa Alta, ampliando aún más el alcance del servicio.
Rumbo a Santa Fe: un puente hacia el corazón corporativo
La otra ruta proyectada atravesará las zonas altas de Cuajimalpa para llevar a los pasajeros directamente a la terminal del Tren Interurbano México–Toluca en Santa Fe. El propósito es claro: aliviar la saturación y mejorar el acceso hacia uno de los centros empresariales más importantes de la capital. Sin embargo, este tramo aún se encuentra en etapa de estudios, pues requiere análisis de demanda, definición de estaciones y coordinación con otras obras, especialmente considerando el trayecto del Interurbano hacia Observatorio.
El plan mayor: cinco líneas para una movilidad que se eleva
Estas dos rutas forman parte de una visión más amplia que contempla cinco nuevas líneas del Cablebús en total. Las otras tres ya están delineadas: una que conectará Tlalpan con Ciudad Universitaria; otra que unirá Magdalena Contreras con Álvaro Obregón; y una más que enlazará Milpa Alta con Tláhuac y el Metro de la Línea 12. Con ellas, la ciudad apuesta por llevar el teleférico a nuevas zonas altas, reforzando una red que trasciende las líneas ya operativas.
¿Qué significa para la ciudad?
La apuesta por el Cablebús ofrece ventajas claras: mejor accesibilidad para zonas históricamente aisladas, integración con sistemas como el Tren Ligero y el Interurbano, reducción de emisiones al usar transporte eléctrico y una movilidad más equitativa para quienes viven lejos de los polos de actividad. No obstante, también presenta retos, como estudios técnicos, disponibilidad de espacios para estaciones y la coordinación entre distintos niveles de gobierno.
Elevar la movilidad, soltar las ruedas
La Ciudad de México está apostando por una movilidad que mira hacia arriba. Las nuevas líneas del Cablebús hacia Xochimilco y Santa Fe no solo representan soluciones técnicas: son un mensaje claro de inclusión urbana. Puentes aéreos que acercan servicios, empleos y oportunidades a quienes históricamente han vivido más lejos, no por distancia, sino por falta de conexiones.
La pregunta que queda en el aire no es si volaremos más por la ciudad, sino cómo esta nueva altura transformará la vida cotidiana de miles de personas. Por ahora, la CDMX sigue elevándose.

