Hallazgos arqueológicos desvían la ruta del Tren México‑Querétaro

En un giro inesperado del proyecto del Tren México-Querétaro, autoridades federales del sector cultural y de infraestructura decidieron modificar parte del trazado original tras el hallazgo de vestigios arqueológicos de gran importancia en la región de El Venado, zona limítrofe entre los municipios de Atotonilco de Tula, Tula de Allende y Tepeji del Río, Hidalgo. 

¿Qué se encontró?

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) detectó que la ruta de 226 km del tren pasaba por 141 lugares con vestigios culturales; de éstos, 31 fueron identificados como de interés arqueológico y dos de especial relevancia: El Venado y la zona arqueológica de Tula. 

En El Venado se documentaron petrograbados y pinturas rupestres sobre roca basáltica, asentamientos antiguos con terrazas que datarían del periodo Epiclásico (600-900 d.C.). 

¿Qué hará el proyecto del tren?

Ante la imposibilidad de trasladar los vestigios a un museo —dada su integridad, ubicación y valor para los pueblos originarios—, se optó por desviar unos 8 km de la vía ferroviaria: 4 km antes del sitio y 4 km después, para evitar la zona protegida. 

La presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que este ajuste “no representará una afectación significativa para el proyecto”.

¿Por qué es relevante para México (y para la región)?

  • Patrimonio cultural protegido. Este hallazgo refuerza que la modernización de la infraestructura debe convivir con la conservación histórica. El sitio de El Venado representa un vestigio de culturas que habitaron esta región de Hidalgo, posiblemente vinculadas a la tradición tolteca o pre-tolteca, cuya cronología aún está por definirse.

  • Impacto local positivamente narrado. Para la región de Tula y Atotonilco de Tula, este hallazgo puede abrir rutas de turismo cultural, senderismo arqueológico y difusión del patrimonio, generando valor en vez de solo ver la obra como una intrusión. Por ejemplo, desde hace varios años esas zonas buscaban impulsar el “sendero del mamut” u otros recorridos culturales.

  • Desafío de infraestructura con sensibilidad. El proyecto del tren representa un gran impulso en movilidad para el Bajío-Centro del país (México–Querétaro). La adecuada integración con el patrimonio —como en este caso— puede servir de modelo para futuras obras similares.

Retos y siguientes pasos

  • Investigación arqueológica complementaria. El INAH prepara un proyecto para explorar la cronología del sitio de El Venado y avanzar en excavaciones en los 11 km en torno a la zona arqueológica de Tula. 

  • Comunicación con comunidades locales. Las autoridades tendrán que colaborar con pobladores y pueblos originarios que reconocen ese espacio como sagrado, para asegurar que la obra y el patrimonio convivan con respeto cultural.

  • Monitoreo técnico-ambiental. Dado que el trazado ferroviario original ya estaba planificado, modificarlo implica nuevos estudios ambientales, de impacto, de obra y de ruta. Hay que asegurar que el ajuste no genere efectos adversos ya sea en costos, en tiempos o en impacto ecológico. 

El cruce entre lo ancestral y lo moderno adquiere en Tula de Allende una dimensión emblemática: mientras el tren del futuro avanza, la herencia milenaria exige ser vista, respetada y valorada. El hallazgo en El Venado no sólo “detuvo” temporalmente un trazado, sino que abrió una oportunidad narrativa —y real— para que el patrimonio cultural reflexione sobre cómo se construyen los puentes entre pasado y futuro.