Presentan Coatlicue: la supercomputadora que llevará a México al siglo XXI

México ha decidido dar un salto histórico hacia el futuro con la creación de Coatlicue, una supercomputadora pública cuya potencia promete redefinir el papel del país en ciencia, tecnología y desarrollo de datos. Esta máquina es el núcleo de un nuevo Clúster Nacional de Súper Cómputo, una infraestructura de alto rendimiento que pondrá al servicio del Estado, la academia y la ciudadanía una capacidad de cálculo sin precedentes.

El objetivo es ambicioso: convertir el cómputo en un bien público y usar el poder del procesamiento masivo de datos para resolver los grandes desafíos nacionales: desde la prevención de desastres naturales hasta la detección de fraudes fiscales, pasando por la investigación científica, la salud pública y la innovación industrial. Coatlicue no solo simboliza tecnología; simboliza independencia y soberanía digital.


¿Por qué se llama Coatlicue?

El nombre no fue elegido al azar. Coatlicue, en la cosmovisión mexica, es la diosa madre, la que da vida y muerte, símbolo de renovación, fertilidad y energía creadora. Su nombre significa “la de la falda de serpientes”, y representa la fuerza cíclica de la naturaleza que todo lo transforma.

Nombrar así a la supercomputadora más poderosa de México es un gesto profundamente simbólico: una metáfora del poder regenerador del conocimiento. Así como la diosa transformaba la materia y engendraba vida, esta máquina transformará datos en información, información en decisiones, y decisiones en progreso. Coatlicue, la madre del movimiento, se reinterpreta ahora como madre del cálculo, generadora de un nuevo ciclo tecnológico para el país.


La dimensión técnica: músculo de supercomputadora

Coatlicue no es una computadora convencional: es una de las más poderosas de América Latina. Contará con alrededor de 14 480 unidades de procesamiento gráfico (GPUs), capaces de realizar más de 314 mil billones de operaciones por segundo.

En términos prácticos, esto equivale a la potencia combinada de cientos de miles de computadoras personales trabajando en sincronía. Su arquitectura permitirá ejecutar modelos de inteligencia artificial, simulaciones científicas, análisis climáticos y procesos de datos masivos en tiempo récord.

Su construcción —con una inversión estimada en 6 mil millones de pesos— implicará sistemas avanzados de enfriamiento, energía y conectividad, además de la creación de un centro nacional especializado en supercómputo que alojará esta infraestructura monumental.


¿Para qué servirá Coatlicue?

Las aplicaciones de esta máquina abarcan prácticamente todos los campos estratégicos del país:

  • Prevención de desastres naturales: podrá anticipar huracanes, sequías o terremotos mediante modelos de predicción climática y sísmica.

  • Salud y ciencia: facilitará investigaciones genómicas, desarrollo de fármacos y estudios epidemiológicos a gran escala.

  • Agricultura y medio ambiente: permitirá monitorear suelos, optimizar cosechas y analizar ecosistemas con precisión inédita.

  • Fiscalización y combate a la corrupción: analizará millones de datos fiscales en segundos, detectando patrones de evasión y redes financieras irregulares.

  • Educación e innovación: abrirá sus recursos a universidades y empresas emergentes, democratizando el acceso al cómputo de alto rendimiento.


Un símbolo de soberanía tecnológica

Más allá de sus especificaciones, Coatlicue encarna una visión: que México deje de ser consumidor pasivo de tecnología para convertirse en creador de conocimiento y soluciones. Es un proyecto que busca que los datos —ese nuevo petróleo del siglo XXI— sean administrados por el propio país y puestos al servicio de su gente.

La supercomputadora no pertenece a una empresa ni a un gobierno, sino a México. Su espíritu público y su enfoque de colaboración abierta la convierten en una herramienta de futuro, diseñada para nutrir una red nacional de ciencia, innovación y tecnología.

Coatlicue marca el inicio de un nuevo relato nacional: uno donde el mito y la máquina se encuentran, donde la tradición mexica inspira la modernidad, y donde el conocimiento vuelve a ser una fuerza creadora.


Qué esperar en los próximos meses

Durante 2026 se iniciará la construcción del complejo que alojará a Coatlicue, y en paralelo comenzará la formación de los equipos humanos que operarán y mantendrán la infraestructura. Universidades, centros de investigación y dependencias públicas serán las primeras en conectarse a esta red de cómputo, que se espera esté plenamente funcional en un par de años.

Será, sin duda, uno de los proyectos tecnológicos más relevantes del continente, y también un recordatorio de que México —como la diosa que le da nombre— tiene la capacidad de reinventarse a sí mismo, una y otra vez.