La CDMX enciende la magia: así lucen el árbol gigante y las villas navideñas gratuitas

La Ciudad de México ya huele a ponche, suena a panderos y brilla con esa luz que sólo aparece cuando se acerca diciembre. Este año, la capital decidió poner un acento particularmente festivo a sus espacios públicos: un árbol de Navidad gigante y varias villas navideñas gratuitas han comenzado a recibir familias, curiosos y paseantes que buscan reencontrarse con la temporada desde la alegría más simple.

Un árbol que se convirtió en punto de encuentro

Instalado en una de las zonas con mayor flujo de la ciudad, el nuevo árbol de Navidad no sólo llama la atención por su altura monumental, sino por el ambiente que ha logrado crear a su alrededor. Miles de pequeñas luces lo envuelven de pies a punta, dibujando un resplandor que se percibe desde varios metros de distancia.

Más que un adorno, el árbol se ha convertido en una excusa perfecta para hacer una pausa en medio de la rutina. En cuestión de minutos, uno puede ver cómo se juntan parejas que quieren la foto perfecta, niños que buscan el mejor ángulo para su video, grupos de amigos que vinieron sólo “a ver qué tal está”, y hasta oficinistas que aprovechan el regreso a casa para un momento de luz.

El árbol tiene una altura de 8 metros. Además, mide 2.8 metros de ancho, tiene un peso de 200 kilos y está dividido en seis niveles.

Está elaborado con una técnica de herrería artística y fue fabricado por personas privadas de la libertad en el Reclusorio Norte que participan en “Hazme valer”, un programa que permite a los reos fabricar productos como parte de un proceso de reinserción social.

Estas atracciones se encuentran en la Glorieta de los Insurgentes, ubicada al exterior de las estaciones de Metro y Metobús Insurgentes.

Podrán visitarse todas las noches de diciembre y hasta el 7 de enero de 2026, en un horario a partir de las 18:00 horas.

Villas navideñas: pequeñas historias dentro de la gran ciudad

La instalación se extiende con varias villas navideñas gratuitas, diseñadas como estaciones donde los visitantes pueden caminar entre decoraciones, casitas iluminadas, estructuras de colores y escenarios que evocan desde paisajes nevados hasta escenas clásicas de la temporada.

Cada villa tiene su propio carácter: algunas recrean aldeas invernales, otras ofrecen espacios interactivos para fotografías, y otras simplemente invitan a sentarse un momento y dejarse envolver por la atmósfera. En todas, el detalle es protagonista: estrellas que flotan sobre pasillos, árboles miniatura perfectamente alineados, figuras que recuerdan a los cuentos que escuchábamos de niños.

La intención es clara: crear espacios accesibles y familiares, donde cualquiera pueda sentirse parte de la festividad sin necesidad de gastar un solo peso.

Visita también la villa navideña

En la instalación del árbol también participó personal de la Secretaría de Obras y Servicios y del Metro de CDMX. Además, el Sistema de Transporte Colectivo inauguró una villa navideña alrededor del árbol.

La villa navideña cuenta con 13 instalaciones, entre las que destacan muñecos de nieve, galletas de jengibre gigantes y regalos.

Por supuesto, en la villa navideña también se podrá visitar a Santa Claus.

Además, una de las principales atracciones es un Expresso Polar con temática del Metro de CDMX que los visitantes pueden abordar para tomarse fotos de manera gratuita.

 

La ciudad, vestida para celebrar

La llegada del árbol y las villas coincide con la temporada en la que la ciudad entera se transforma. Avenidas principales, parques y explanadas comienzan a revestirse de luces y adornos; el clima invita a caminar con calma, y la noche se llena de colores cálidos.

En un año donde la convivencia volvió a encontrar espacios nuevos, estas instalaciones funcionan como recordatorio de algo esencial: la ciudad también puede ser un lugar de encuentro, de descanso y de celebración compartida.

Un regalo luminoso para quienes viven y visitan la capital

La propuesta de abrir estos espacios de manera gratuita ha sido bien recibida por quienes buscan actividades navideñas accesibles. Familias de distintas alcaldías, visitantes nacionales e incluso turistas extranjeros han comenzado a llegar atraídos por la idea de vivir un momento festivo al aire libre.

Y es que, más allá del árbol gigante o las decoraciones fotogénicas, lo que realmente está ocurriendo es una renovación del espíritu comunitario. Las sonrisas, las fotos improvisadas, los niños corriendo entre luces y las conversaciones que se alargan frente a un escenario iluminado son la mejor prueba de ello.