En una decisión emblemática, el Senado aprobó por unanimidad declarar que, a partir de 2025, el segundo viernes de septiembre será el Día Nacional de lo Hecho en México. La medida surge en un momento en el que el país busca fortalecer los cimientos de su economía interna y revalorar el talento que impulsa, día con día, a millones de empresas mexicanas.
Este nuevo día tiene un doble propósito: por un lado, invitar a la ciudadanía a reconocer la calidad y creatividad de los productos nacionales; por otro, convertirse en un catalizador que fortalezca la industria interna y ayude a equilibrar la competencia frente a las importaciones que históricamente han desplazado a sectores vulnerables.
Un contexto que impulsa la necesidad de cambio
La declaratoria se alinea con una estrategia más amplia que resurge a través de la campaña Hecho en México, un sello distintivo que certifica el origen nacional de los bienes que cumplen con los criterios para ostentarlo. Con ello, se busca reforzar la confianza en lo elaborado en el país y elevar su visibilidad frente a un mercado saturado de productos extranjeros.
Más allá del aspecto económico, esta iniciativa apuesta por fortalecer la identidad colectiva. La propuesta reconoce al consumidor como un agente clave para detonar la economía interna, planteando que elegir lo hecho en México no solo es un acto de compra, sino también un gesto de pertenencia y apoyo comunitario.
Asimismo, la medida tiene un enfoque especial en las micro, pequeñas y medianas empresas, que conforman prácticamente todo el tejido empresarial del país y representan una parte esencial del empleo nacional. Con un día dedicado a destacar su labor, se espera que puedan aumentar visibilidad, ventas y competitividad.
Impulso directo a las mipymes y al desarrollo local
El Día Nacional de lo Hecho en México está diseñado para abrir oportunidades concretas:
-
Mayor visibilidad para las mipymes, que podrán aprovechar la fecha para destacar sus productos y conectar con consumidores que buscan apoyar lo local.
-
Un impulso comercial, ya que se estima que la demanda de productos nacionales aumentará durante esta celebración.
-
Fortalecimiento de economías regionales, especialmente en sectores que históricamente han sido desplazados por importaciones más baratas.
-
Revalorización de la calidad mexicana, un mensaje que podría traducirse en un consumo más consciente y sostenido a lo largo del año.
En regiones cuya actividad económica depende fuertemente de la producción local, esta declaratoria podría significar una oportunidad para reactivar industrias, generar empleos y fortalecer cadenas de valor que hoy requieren apoyo urgente.
¿Qué falta? El siguiente paso
Aunque la aprobación en el Senado es un paso importante, el dictamen aún deberá avanzar en la Cámara de Diputados para convertirse oficialmente en ley. Sin embargo, más allá de los procedimientos legislativos, el verdadero impacto del Día Nacional de lo Hecho en México dependerá del compromiso de tres actores: las empresas, el comercio y, especialmente, los consumidores.
Si este día logra permear en la cultura cotidiana, podría convertirse en una de las herramientas más efectivas para impulsar la economía local, fortalecer la competitividad y construir un país más consciente del valor de su talento.
Un llamado al orgullo y a la acción
El Día Nacional de lo Hecho en México no es solo una efeméride: es una invitación a mirar hacia dentro, a reconocer que lo nuestro tiene calidad, historia y futuro. Consumir lo hecho en México es sembrar en el mismo suelo que nos sostiene.
El reto —y la oportunidad— está servido: apoyar lo que nace aquí, lo que emplea a nuestra gente, lo que impulsa nuestras regiones, lo que refleja quiénes somos.

