Restauran y reabren el ascenso a la pirámide Nohoch Mul en Cobá

Hace más de seis años, la imponente pirámide Nohoch Mul, en la Zona Arqueológica de Cobá, cerró su acceso al público. El peso del turismo, el deterioro natural y la fragilidad de sus escalinatas originales convencieron a las autoridades de resguardar el monumento y suspender temporalmente su ascenso.

Pero el patrimonio no espera, y la urgencia por preservar la memoria maya ha guiado trabajos discretos, rigurosos y, sobre todo, respetuosos. Ahora, con el anuncio oficial del reinicio del acceso —mediante una escalinata de madera cuidadosamente instalada sobre los antiguos peldaños— Nohoch Mul recupera su grandeza. No solo vuelve a ser visitable: su restauración ha sido pensada para cuidar su estructura, para dignificar su contemplación y para renovar el vínculo entre pasado y presente.


¿Qué representa Nohoch Mul? — Historia e importancia

Nohoch Mul es la pirámide más alta de la península de Yucatán: sus 42 metros sobresalen entre la selva, invitando a quienes la visitan a conectar con una arquitectura milenaria y con la naturaleza viva de Cobá. Su imponente presencia, visible entre las copas de los árboles, recuerda que esta urbe maya fue —en su apogeo— un centro de poder, comercio y cultura en la región.

Cobá no es un sitio cualquiera: sus monumentos, caminos antiguos, estelas, ritos y vestigios arqueológicos narran siglos de historia. Que Nohoch Mul recupere su ascenso no es solo una noticia turística: es un gesto hacia la preservación de una identidad colectiva, un llamado a respetar el patrimonio y una invitación a redescubrir la majestuosidad de lo ancestral en un entorno natural impresionante.


¿Qué cambió? La restauración, paso a paso

  • La nueva escalinata: elaborada con maderas locales resistentes, la estructura permite un ascenso y descenso seguros, protegidos, y sin afectar el basamento original. Su diseño fue aprobado por el órgano competente en conservación, bajo normas internacionales de restauración.

  • Protección del patrimonio: los escalones originarios, con 120 peldaños, habían sufrido desgaste natural y erosión provocada por el tránsito constante de visitantes. La intervención busca preservar esas piedras para las generaciones futuras, reduciendo el impacto del turismo.

  • Colaboración comunitaria: artesanos de la comunidad cercana participaron en la construcción de la escalera, utilizando maderas regionales y técnicas tradicionales, fortaleciendo no solo la restauración física, sino también la relación entre patrimonio y comunidad local.


Qué significa hoy para visitantes y cultura

Para quienes buscan adentrarse en la selva maya desde una perspectiva consciente, el retorno del ascenso ofrece mucho más que una vista panorámica: ofrece una experiencia integral. Desde la base de la pirámide hasta la cima, el recorrido combina historia, naturaleza y una nueva mirada de respeto hacia el patrimonio.

La restauración demuestra que es posible conjugar turismo, conservación y comunidad. Nohoch Mul ya no es un simple “mirador arqueológico”: es un puente entre tiempos, entre lo maya ancestral y quienes hoy lo visitan desde otras regiones, otros países, otras historias.


Recomendaciones para quienes planean la visita

  • Visita con calzado cómodo y respeto: aunque la escalera es nueva y más segura, el ascenso demanda cuidado — sobre todo para quienes viajan con niños o personas con movilidad reducida.

  • Sube con calma y conciencia: parte del valor de Cobá es su entorno natural; respeta los espacios, el silencio, la fauna y la flora.

  • Aprovecha para explorar más: Cobá no es solo la pirámide. Calles antiguas, caminos mayas (sacbés), estelas, ruinas menores y la selva que lo abraza conforman una riqueza cultural completa.

  • Valora el patrimonio: este tipo de restauraciones son delicadas. Actuar con respeto ayuda a garantizar que Nohoch Mul se preserve para futuras generaciones.

La reapertura del ascenso a Nohoch Mul marca un momento crucial: el retorno a la cima de la selva maya, bajo nuevos parámetros de cuidado, conciencia y comunidad. Es una invitación a reconectar con nuestra historia, a reconocernos como herederos de una civilización milenaria, y a disfrutar de una experiencia única — alta, profunda, viva.

Cobá vuelve a abrir sus puertas hacia el cielo. Que valga la pena subir.