Por qué México le debe agua a Estados Unidos y qué es el Tratado de Aguas de 1944

Agua, fronteras y obligaciones: el contexto que explica la disputa

A mediados del siglo XX, México y Estados Unidos firmaron un acuerdo que definiría la manera en que ambos países compartirían el agua de sus ríos fronterizos. Era 1944 y el mundo salía de la guerra; en aquel clima, los dos gobiernos decidieron fijar reglas claras para gestionar el Río Colorado, el Río Tijuana y, sobre todo, el Río Bravo. Con el tiempo, este pacto se convirtió en una pieza central de la cooperación bilateral.

Ocho décadas después, ese tratado —durante años considerado un ejemplo de coordinación internacional— se encuentra bajo una nueva presión. Estados Unidos asegura que México tiene un adeudo significativo de agua y exige que se resuelva de inmediato. Ese reclamo ha escalado a niveles políticos que van más allá de la técnica hidráulica, poniendo sobre la mesa incluso la posibilidad de aranceles si no se regulariza el volumen pendiente.

¿Qué establece el Tratado de Aguas de 1944?

El acuerdo fija una obligación para México: entregar a Estados Unidos una cantidad mínima de agua del Río Bravo equivalente a 2,158 millones de metros cúbicos por cada ciclo de cinco años. En promedio, se trata de más de 431 millones anuales. A cambio, Estados Unidos entrega agua del Río Colorado hacia México, especialmente a Baja California.

En el ciclo más reciente, que concluyó este año, México no alcanzó a cubrir la cuota completa. Solo uno de los cinco años del periodo registró un cumplimiento superior al promedio, lo que dejó un volumen pendiente que supera los mil millones de metros cúbicos. El propio tratado establece que, cuando no se logra la entrega, el país debe reponer el volumen en ciclos siguientes.

Sequía, prioridades internas y limitaciones técnicas

¿Por qué México no pudo cumplir?
La combinación de sequías prolongadas, presas en niveles mínimos y una creciente demanda de agua en la frontera norte llevó a una situación excepcional. Las presas internacionales —La Amistad y Falcón— registraron niveles inusualmente bajos, lo que obligó a priorizar el abastecimiento humano y agrícola en los estados fronterizos antes de considerar las transferencias al extranjero.

El Gobierno mexicano ha sostenido que el propio tratado contempla márgenes de flexibilidad para circunstancias de sequía severa, lo que en teoría permitiría diferir el adeudo sin que ello implique una violación inmediata del acuerdo.

Washington endurece su postura

La tensión creció después de que Estados Unidos endureció el discurso y rechazó la propuesta inicial de México para compensar el volumen faltante. Desde el lado estadounidense se argumenta que agricultores y comunidades del sur de Texas han resentido la falta de flujo, mientras que México sostiene que no puede comprometer el abasto de su propio territorio.

En medio del intercambio, surgieron advertencias de que, si no se regulariza la situación antes de fin de año, podrían aplicarse medidas comerciales. Esto ha encendido alertas en sectores productivos que dependen del comercio bilateral.

Un tema técnico que se volvió político

Más allá de las cifras, la disputa refleja algo más profundo: el agua dejó de ser vista como un recurso infinito. En un contexto global de sequías más intensas y poblaciones crecientes, los viejos acuerdos se están enfrentando a límites que no existían cuando fueron firmados.

Lo que ocurra en los próximos meses no solo definirá cómo se salda el adeudo de agua, sino también el tipo de relación que ambos países sostendrán respecto a sus recursos compartidos en una era donde el agua es, más que nunca, un factor estratégico.

Rechaza EU primer propuesta de México por deuda en agua

El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, volvió a presionar públicamente a México en medio de las negociaciones bilaterales por el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944.

A través de su red social Truth Social, el mandatario aseguró que México debe atender “de inmediato” lo que calificó como un problema de “agua y alcantarillado”, al que consideró “una verdadera amenaza para el pueblo de Texas, California y Estados Unidos”.

El mensaje lo acompañó de un video en el que se denuncia el flujo de aguas residuales sin tratar provenientes de Tijuana hacia el río del mismo nombre. “México continúa enviando millones de galones de agua cruda sin tratar”, se asegura en el video el cual lo atribuye a fallas operativas en la principal planta de tratamiento de la ciudad, lo que ha generado riesgos sanitarios en localidades como Imperial Beach y Coronado.

Buscan evitar afectaciones en agricultura

La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó que los equipos de México y Estados Unidos permanecen en negociaciones para acordar el cumplimiento en la entrega de agua establecida en el Tratado de 1944, en medio del reclamo formal del gobierno estadounidense.

Durante su conferencia de prensa matutina, la mandataria mexicana explicó que el martes se llevó a cabo una reunión bilateral en la que México presentó una propuesta inicial. Esta fue respondida por la delegación estadounidense por la tarde, lo que derivó en un nuevo intercambio de planteamientos durante la noche.

“El tratado es muy claro en decir que si hubo cinco años de sequía, tiene que reponerse lo que no se entregó en los siguientes cinco años”, señaló Sheinbaum al reafirmar que México se apega a lo establecido en el acuerdo internacional.