Diciembre en México no es un mes: es un estado mental. Las ciudades se llenan de luces, las agendas se saturan de compromisos, y los aeropuertos —todos— entran en una coreografía frenética donde el tiempo se vuelve elástico. Viajar en temporada decembrina implica asumir que nada ocurre en línea recta: hay filas que avanzan a trompicones, avenidas que se espesan sin previo aviso y relojes que parecen correr más rápido justo cuando uno más los necesita.
En ese contexto, el trayecto hacia el aeropuerto deja de ser un simple trámite y se transforma en una parte crítica del viaje. No importa si el destino es playa, desierto o una ciudad al otro lado del mundo: llegar a tiempo, con la cabeza fría y el cuerpo todavía entero, se vuelve el primer gran objetivo.
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles —el AIFA— ha ido ganando presencia como una opción cada vez más utilizada, especialmente en temporadas altas. Sus instalaciones amplias, su lógica operativa más clara y una experiencia menos asfixiante que la de otros aeropuertos lo han convertido en una alternativa real. Pero el gran dilema persiste, sobre todo para quienes viven en la Ciudad de México: ¿cómo llegar sin que el trayecto se vuelva una prueba de resistencia?
Ahí es donde el viaje cambia de tono.
Trasladarse al AIFA desde la CDMX en diciembre no es cualquier cosa. El tráfico se vuelve caprichoso, los servicios improvisados aparecen y desaparecen, y la ansiedad suele viajar como copiloto.
Frente a ese escenario, opciones como eBus comienzan a cobrar un valor distinto. No se trata solo de transporte, sino de una narrativa distinta del viaje: una donde el traslado no se vive como una carrera contrarreloj, sino como una transición ordenada, casi amable, entre la ciudad y el aeropuerto.
eBus conecta distintos puntos de la CDMX con el AIFA mediante autobuses diseñados para el viajero real: el que lleva maletas, mochilas, regalos envueltos con cuidado y, a veces, el cansancio acumulado de todo el año. En temporada alta, cuando cada minuto cuenta y cada decisión pesa, saber que hay un servicio directo, programado y pensado específicamente para el aeropuerto cambia la experiencia por completo.
El ritmo es otro. Se sube uno al autobús y la ciudad empieza a diluirse. Ventanas amplias, trayectos definidos, la sensación —cada vez más rara— de que alguien ya pensó el recorrido antes que tú. No hay que negociar con el tráfico ni improvisar rutas. Solo llegar.
Viajar así, en pleno diciembre, es casi un gesto de rebeldía tranquila. Mientras afuera todo corre, adentro el viaje se acomoda. Y eso, para quien vuela en temporada alta, es un lujo silencioso.
El AIFA, con su arquitectura abierta y su lógica menos congestionada, termina de cerrar el círculo. Llegar sin sobresaltos permite aprovechar lo que el aeropuerto ofrece: espacios amplios, procesos más ágiles, una sensación de respiro que contrasta con el caos habitual de estas fechas. El viaje, por una vez, no empieza con tensión, sino con cierta serenidad.
En tiempos donde moverse parece sinónimo de estrés, elegir cómo llegar también es una forma de viajar mejor. Y en temporada decembrina, cuando todo se acelera, optar por un trayecto más claro, más predecible y más humano puede marcar la diferencia entre un viaje que se padece y uno que se disfruta desde el primer kilómetro.
eBus cuenta con 2 puntos de la salida en la Ciudad de México, que son:
1) El Hotel BelAir Business (a unos metros del WTC, en la colonia Nápoles)
2) Terrapuerto El Ángel (a una cuadra de El Ángel de la Independencia, Paseo de La Reforma).
La ruta que se debe seleccionar, dependiendo el punto del que se elija salir, es: WTC BelAir Business Hotel – AIFA / El Ángel Terrapuerto – AIFA.
Los boletos se pueden comprar desde www.ebus.com.mx o desde la app eBus (disponible para iOS y Android).
Los horarios disponibles para la ruta hacia el AIFA están disponibles de igual manera en www.ebus.com.mx y en la app eBus.

