El Centro Histórico de la Ciudad de México no es solo un conjunto de calles antiguas y edificios emblemáticos: es un organismo vivo que concentra siglos de historia, comercio, cultura y vida cotidiana. Hoy, ese corazón urbano se prepara para una transformación profunda con el Plan Integral para la Recuperación y Mejoramiento del Centro Histórico, una iniciativa que busca devolverle brillo —literal y simbólicamente— a una de las zonas más importantes del país.
El proyecto surge en un contexto donde la recuperación del espacio público se ha vuelto una prioridad urbana. Tras años de desgaste natural, cambios en las dinámicas comerciales y una reducción del uso habitacional en algunas áreas, el plan plantea una intervención que va más allá de lo estético: se trata de reactivar la vida comunitaria, mejorar la seguridad y hacer del Centro Histórico un lugar más disfrutable para quienes lo habitan, lo trabajan y lo visitan.
Superiluminación: cuando la noche también cuenta la historia
Uno de los ejes más visibles del plan es la superiluminación de calles, fachadas y edificios emblemáticos. La idea no es solo alumbrar más, sino iluminar mejor, resaltando detalles arquitectónicos, mejorando la percepción de seguridad y permitiendo que el Centro Histórico tenga una nueva vida nocturna más amable y accesible.
La iluminación será pensada como una herramienta urbana: luces que guían, que invitan a caminar, que hacen del recorrido nocturno una experiencia estética y segura. Monumentos, calles principales y corredores peatonales se beneficiarán de esta intervención que transforma la noche en un escenario habitable.

Calles lúdicas: jugar también es habitar la ciudad
Otro de los componentes más innovadores del plan es la creación de calles lúdicas, espacios diseñados para fomentar la convivencia, el juego y la apropiación positiva del entorno urbano. Estas calles incorporarán elementos visuales, señalética creativa y dinámicas que invitan a caminar más despacio, interactuar y permanecer.
Lejos de ser simples adornos, estas intervenciones buscan humanizar el espacio público, hacerlo más accesible para niñas, niños, personas mayores y peatones en general. El juego aparece aquí como una herramienta urbana poderosa: activa la curiosidad, rompe la rutina y devuelve escala humana a una zona históricamente dominada por el tránsito y la prisa.
Un plan integral, no una intervención aislada
La remodelación del Centro Histórico no se limita a un solo frente. El plan contempla también mejoras en servicios urbanos, ordenamiento del espacio, recuperación de zonas deterioradas y fortalecimiento del uso cultural y habitacional del área. La apuesta es clara: no maquillar el Centro Histórico, sino revitalizarlo.
Esta visión integral reconoce que el patrimonio no se conserva únicamente restaurando edificios, sino manteniéndolos vivos, útiles y conectados con la vida contemporánea de la ciudad.
Un Centro Histórico para quedarse, no solo para pasar
Con estas acciones, el Centro Histórico se proyecta como un espacio donde vale la pena quedarse: caminarlo de día y de noche, vivirlo, jugarlo y redescubrirlo. La luz y el juego se convierten en símbolos de una ciudad que entiende su pasado, pero que no teme transformarse.
Porque cuando el corazón de la ciudad late con fuerza, toda la metrópoli lo siente.

