Cuando el reloj marcó el atardecer del 16 de diciembre, el corazón de la Ciudad de México prendió una jubilosa chispa que marcó el inicio oficial de la temporada navideña 2025. Sobre la plancha del Zócalo —esa emblemática Plaza de la Constitución que ha visto siglos de historia— se encendieron miles de luces que no solo alumbraron las fachadas, sino también las miradas y sonrisas de miles de familias, visitantes y capitalinos que decidieron hacer de esa noche una experiencia colectiva.
La jefa de Gobierno, Clara Brugada, fue la encargada de dar el banderazo simbólico al alumbrado navideño, acompañada de decenas de trabajadores y personal de la Secretaría de Obras y Servicios que, detrás del telón, ensamblaron las piezas que hoy transforman la plaza en un escenario de luz y color. En su discurso, Brugada evocó la Navidad como un momento para estrechar la convivencia, el uso del espacio público y el derecho de todas y todos a disfrutar de la ciudad en paz y armonía.
Una plaza que brilla con historia y tradición
Desde gigantescos mosaicos monumentales que abrazan las fachadas del Palacio Nacional y el Antiguo Ayuntamiento, hasta los motivos clásicos de la temporada —esferas, campanas, moños, estrellas y nochebuenas de gran tamaño—, el Zócalo se ha convertido en un espectáculo lumínico que trasciende lo decorativo para contar una historia de tradición mexicana reinventada para estas fechas.
Este alumbrado permanecerá encendido durante todo el periodo decembrino, invitando a recorrer la Plaza de la Constitución y sus calles adyacentes, en un corredor festivo que se extiende por el Centro Histórico, Paseo de la Reforma y otras zonas de la capital. Más de 600 actividades culturales, artísticas y recreativas acompañarán estas semanas, diseñadas para el deleite de todas las edades.
Más que luces: una ciudad en celebración
Pero el encendido del Zócalo es solo el arranque. En los días siguientes, la capital albergará la tradicional Verbena Navideña, un festival de alegría que se prolongará del 20 de diciembre al 4 de enero. Entre túneles de luz monumental, esculturas lumínicas con motivos de juguetes mexicanos, árboles navideños, nacimientos y un foro cultural con presentaciones diarias, este espacio se convierte en punto de encuentro para familias, creativos, artesanos y visitantes nacionales e internacionales.
La ciudad entera se transforma: desde corredores iluminados hasta actividades gratuitas que celebran la diversidad cultural de cada barrio. La verbena y las luces no solo embellecen la noche, también hacen de la CDMX un territorio de experiencias compartidas, donde el encanto de la Navidad se traduce en risas, fotografías, paseos nocturnos y recuerdos imborrables para quienes deciden vivir esta temporada bajo el brillo de cada bombilla.
