Poesía Urbana
En la palabra habitan otros ruidos, como el mudo instrumento está sonoro (…), así comienza un bello soneto de Jorge Cuesta, refiriéndose a los múltiples símbolos que pueden hallarse en un solo contexto: en un libro, cuando nos enredamos entre sus pasajes oníricos llenos de sentido -muy distintos para cada mente-; o en un camino, un puente peatonal inmerso en el silencio, paradójicamente, del caos vial y los susurros fantasmagóricos de aquellas personas que han pasado por ellos. Un puente peatonal es un instrumento mudo que a la vez evoca pensamientos (sonidos) tan solo caminarlos. Como ya hemos manifestado antes, caminar nos ayuda a invocar nuestras mejores ideas y un puente peatonal especialmente nos exige, de alguna manera prosódica, utilizar ese momento fugaz en que los cruzamos para pensar.
Los puentes peatonales podrían fungir también como un reflejo de nuestros sentimientos frente a la inmensidad del paisaje, que no necesita ser pronunciada para hacerse sonora. Si alguna vez has cruzado uno de estos puentes y has tenido el fino hábito de detenerte a contemplar su panorámica -o incluso su vacío-, sabrás de lo que hablo.
Probablemente las calles de una ciudad no sean el mejor lugar para hacernos de un rito contemplativo y adquirir experiencias del estético flujo de información visual que se nos presenta, sin embargo, lugares un tanto elevados del pavimento, como puede serlo un puente, un edificio o grandes escaleras, ofrecen una percepción diferente de la ciudad, incluso de sitios caóticos que creemos antiestéticos. Un puente peatonal es uno de los mejores ejemplos de poesía urbana que se desborda discretamente muy cerca de nosotros, aprovecharlos de esta forma nos regalará unas cuantas experiencias valiosas.
Twitter de la autora: @surrealindeath
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