Foto destacada: Jorge Ángel Pablo García/ La Jornada
Comprar romeritos es apoyar a los campos mexicanos y a los agricultores haitianos.
Los productores de romeritos de la alcaldía de Tláhuac tienen el gran reto de vender 6 mil toneladas en esta temporada decembrina, que desde el comienzo de la cosecha de este delicioso quelite, cultivado en ejidos del pueblo de San Andrés Mixquic, ha estado en manos de algunos migrantes haitianos que trabajan en el campo.
Datos de la alcaldía refieren que en diciembre del año pasado se vendieron 4 mil 500 toneladas de romeritos en la Central de abasto (Ceda), que dejaron una derrama económica de 96 millones de pesos. Este producto es un platillo tradicional en esta temporada navideña, que se lleva bien con el pavo y con pozole.
En un reportaje de Gloria López para el periódico El Sol de México, se afirma que los migrantes haitianos cortan, empacan y alistan la producción de más de 12 hectáreas de romeritos en esta temporada decembrina en el ejido de San Pedro Tláhuac, en la alcaldía Tláhuac.
Se trata de una tarea compleja, y es la primera vez que los migrantes trabajan en la producción de romeritos. Aunque solo se trata de cinco migrantes haitianos que llegaron a las parcelas de Tláhuac a pedir trabajo; fueron contratados el mismo día y ya se tiene lista la distribución de muchas toneladas de romeritos para la Ciudad de México.
Y es que desde hace algunos años, la CDMX ha visto un incremento de personas en movilidad, de diversas nacionalidades, perfiles y condiciones; pero sobre todo de Haití y Venezuela. Aunque existen cerca de 13 albergues, la mayoria ya rebasa su capacidad, siendo el espacio habilitado en Tláhuac que alberga entre 400 y 500 personas.
Así que el hecho de que los migrantes hagan trabajo de campo, sirve para ayudar que los campesinos mexicanos puedan cultivar y vender su producto, a desahogar, por lo menos un periodo, los espacios de acogida y que ellos mismos puedan brindarse acceso a servicios, el disfrute de sus derechos, opciones de integración… Pero esto no es sencillo, los productores de romeritos tienen qué utilizar traductores de celular para poder comunicarse, aunque la palabra “necesidad” en francés es la más recurrente.
Asimismo, se dice que los haitianos cantan alabanzas cristianas mientras cortan la hierba de los campos, limpian y alistan los romeritos. El pago por sus servicios va de los 300 a los 350 pesos por jornada laboral de ocho horas. Las labores son complejas: carga, descarga, empaquetar y hasta cortar los romeritos.
En la Alcaldía de Tláhuac se han contabilizado a cinco mil migrantes haitianos en condiciones sin acceso a servicios básicos ni saneamiento básico; según el Alto Comisionado de Naciones Unidas (ACNUR), pero es bastante probable que este número ya haya aumentado. Esperemos que continúen haciendo labores el resto del año y que se unen al cultivo de brócoli, cebolla, espinacas y los otros tipos de verduras y legumbres que se cosechan en Tláhuac.