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Jacarandas en invierno es un síntoma de la primavera anticipada, pero ¿por qué esto no es una buena noticia?
La primavera adelantada es un fenómeno que está sucediendo en todo el mundo. Reconocidos investigadores de Asia, Europa y América del Norte lo han considerado como un síntoma de inviernos más suaves debido al calentamiento global, caracterizados por temperaturas cálidas en temporadas donde la norma era el frío.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que 2023 fue el año más cálido jamás registrado y 2024 no será diferente. El fenómeno del Niño combinado con el cambio climático alimentará aún más el calor este año y las temperaturas de los primeros días de enero podrían ser parte de sus efectos.
En México, esto tiene un impacto en la floración de las plantas, una etapa crucial en el ciclo vital que está influenciada por los cambios climáticos y las condiciones más secas. La aparición de flores prematuras altera los ecosistemas al cambiar las relaciones entre plantas y polinizadores. En el caso de las jacarandas de la Ciudad de México es porque se ven afectadas por estas variaciones climáticas.
Efectos de un invierno cálido
La Ciudad de México está viviendo un invierno cálido, y en realidad es posible tener consecuencias ecológicas devastadoras.
- Las flores que brotan prematuramente corren el riesgo de no coincidir con colibríes o abejas.
- Hay una pérdida considerable de néctar y fertilización.
- La polinización afectada resulta en menos semillas y frutos, especialmente en cultivos.
- La floración temprana implica una liberación anticipada de polen, prolongando las molestias estacionales para quienes padecen.
- Está en riesgo a los árboles e incluso llegar a afectar las cadenas alimenticias de aves e insectos.
Historia de las jacarandas en CDMX
En 1892, un jardinero imperial en Tokio llamado Tatsugoro Matsumoto llegó a México con una ola de emigrantes japoneses. Al llegar quedó maravillado al percatarse que el país tenía un especial aprecio por las plantas. En 1910, Porfirio Díaz le pidió que se hiciera cargo de los jardines presidenciales, así como el del Castillo de Chapultepec.
Tras la Revolución, Pascual Ortiz Rubio, expresidente mexicano, pidió a Tatsugoro que sembrara cerezos en la CDMX. Como no fue posible, debido al clima de la ciudad, por lo que buscó otro tipo de árboles para embellecer la capital del país.
Después de una búsqueda exhaustiva, y de varias opciones que quedarán perfectos con el clima de México, llegó al árbol de jacarandas, donde el gobierno de Álvaro Obregón dio luz verde al proyecto de plantar dichos árboles provenientes de Brasil que cambiarán por completo el color de las principales avenidas y calles de la Ciudad de México.